Capitulo 4

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Karma

El camino a casa se había vuelto largo, me sentía cansada y mis pies dolían, solo quería llegar a casa y tomar una ducha, sentía un mal presentimiento esa sensación que oprime tu pecho sin razón alguna.

El clima comenzaba a ponerse un poco fresco, el aire en mi cabello... llamo mi atención una camioneta blindada a mucha velocidad haciéndome estremecer.
La camioneta iba por el mismo camino que donde estaba mi casa, apresure el paso para dar la vuelta y quedar en shock al ver como los hombres entran en bola con armas a mi casa, corri rápidamente hacia la otra calle para trepar el cerco y entrar por la puerta trasera.
Ingrese a mi casa en total silencio, las súplicas y llantos inundaban en el lugar, escuché como mi padre pedía clemencia para lo que se venía era obvio que si la mafia toca tu puerta no vendrá por té... entré a un pequeño cuarto que se encontraba bajo las escaleras y por un orificio logre presenciar todo... vi a mi padre incado con lagrimas en los ojos pidiendo perdón y tiempo, vi como unos hombres golpeaban a mi hermanito Vincenzo, haciéndome recorrer un escalofrío en todo mi cuerpo... hasta que mi padre pronunció esas palabras sin remordimiento alguno.

—Llevatela, tu la pediste a cambio de dejarme vivir... Llevatela. —expresó mi padre bajando la cabeza. Quedé atónita al escuchar eso, mi padre estaba entregando a mi madre?!
—C-cariño..? De qué hablas? —Lagrimas se veían reflejadas en su rostro, una mirada de miedo y de tristeza, su corazón se había roto.
—Lo siento Martina... eras tú o todos. Lo siento—Comentó mi padre llorando.

Bastardo, Bastardo, Bastardo

Los hombres armados tomaron por la fuerza a mi madre mientras que ella gritaba, mi hermano Vin gritaba por ella... un llanto mucho más escalofriante al de una película de terror, me había quedado inerte al escuchar un disparo silencioso[1] escuché el grito ahogado de mi madre y vi el rostro inexpreso de mi padre.

—Vin... VINCENZO! NO! NO! N...!—Gritó horrorizada.

Estaba muerto, el piso lleno de sangre y el disparo en su frente había echo que perdiera toda mi esperanza en esta vida...
Ira, coraje, tristeza, furia. 4 emociones en un solo cuerpo al mismo tiempo.
Vi como se llevaban a mi madre a rastras mientras que ella suplicaba... como un detonante [2] fue disparado al hombro de mi padre haciéndolo estremecerse y retorcerse en el suelo de dolor, quedando inconsciente.

Nunca volví a ver el rostro de mi madre más.

(...)

*Año actual*

—Cof...cof, merda Fiorenzia... despierta de una jodida vez. —comentó entre quejas Luca. Había pasado 2 años y medio desde aquél suceso.
—Es inapropiado entrar a la habitación de una dama, Luca.—Comenté levantandome.
—No creo que exista en ti lo que es inapropiado—Se acerco a mi oliendome.—Apestas a Marihuana y sexo.
—Solo a eso? Jaja —comente alejándolo.
—El Consigliere quiere verte... —comentó serio.
—Si? Yo a el no —exprese.
—P-pero..
—No pertenezco a ninguna mafia ni trabajo para nadie. Los Benedetti es la merda social que fue tirada a la basura, los Mariani están acaparando toda Sicilia y Roma. —Comenté prendiendo un cigarrillo.
—No podrás llegar tu sola a los Mariani, Fiorenzia.—comentó serio.
—Ellos tampoco podrán llegar a mí, no moriré en manos de ninguna mafia... deberías conocerme, me sacaste de esa pocilga hace 1 año.—Exprese mirándolo.—Te debo mucho.
—Fiore...
—Deberias irte, me duchare y me iré.—comente sacándome la camisa.
—Te iras? Tan pronto? —preguntó.
—Iré a Sicilia, tengo localizados a los Soldatos.
—Bien. Llámame si necesitas algo. —Comentó saliendo de la habitación.

Entre al baño de la habitación y comencé a sacarme la ropa, el reflejo en el espejo se veía estropeado. Golpes, azotes y quemaduras de cigarro marcaban todo mi cuerpo, introduje todo mi cuerpo al agua caliente de la tina, recostada inerte pensando sobre todo lo que había sucedido.

* 11 meses antes*

(Arco del hospital)
—padre... es tu jodida culpa, todos se han ido ahora..—susurré viendo el cuerpo de mi padre recostado sobre una camilla. —deberías morir por tus actos..—tome una almohada del sofá y la coloqué sobre su rostro haciendo presión... veía su cuerpo brincar mientras que el aparato sonaba, lagrimas corrían por mi rostro sentía una fuerte oleada de irá. Cuando menos pensé había asesinado a mi padre, quite rápidamente la almohada y tome mis cosas para salir hasta darme cuenta que alguien más estaba en la habitación.

Quedé inerte al ver su sonrisa.

—Supongo que alguien ya hizo mi trabajo aquí. —comentó sereno.
—N-no se de que hablas... —Exprese mirándolo.
—No lo sabes? Acabas de matar a un hombre inmóvil, eso es muy bajo. —comentó embosando una media sonrisa.
—No creo que lo que tu hubieras echo fuera muy limpio.—comente tomando mi mochila para salir de ahí.
—Eres su hija, no? —preguntó. Pensé mucho la respuesta a esa pregunta.
—Tal vez, no tengo porque darle explicaciones a un hombre que no conozco. —Comenté.
—Soy Salvatore... recuerda mi nombre, tal vez termines buscándome más tarde. —Expresó y diendole una última mirada salí de la habitación.
Estaba echo había matado a mi padre, estaba sola y sin una casa.

Las semanas habían pasado y vagando estaba, todos mis sueños y esperanzas se habían marchado... era el aniversario de Vincenzo y ni para una flor tenía.
Camine durante 40 minutos para poder llegar al cementerio y buscar su tumba... rondaban ya las 6 y estaba lejos de que se opusiera el sol. Caminando solitaria logre darme cuenta de un rosal con un brote de flores realmente rojas, volteé a ambas direcciones para ver si nadie estaba cerca y arranque dos flores de este. No estaba tan lejos de el... se sentía muy solo, tenía un ligero sentimiento de frustración.
Estaba enfrente ante la tumba descuidada de él... llorarle no lo haría volver, ese que estaba ahí no era el, ya se había marchado para nunca volver. Deje las dos flores sobre el llano de tierra y me puse de rodillas; llorarle siempre fue mi primera opción.

—L-lo siento tanto Vin, no pude salvarte ni ayudar a mamá —Comenté entre llantos, sentía culpa y mucha ira.— vendre en otro momento con una flor mejor, Vin. —me levante del piso y me percate de una sombra, volteé en seco y pude ver a un hombre muy elegante con un hermoso ramo de flores.
—Debe ser realmente triste, no? —preguntó.
—A que te refieres? Quien eres?—pregunte confundida.
—Que debería responderte primero? Fiorenzia Lomellí. —comentó dejando el ramo en el suelo.
—¿Cómo mierd... –sentí como mi cuerpo se comenzó comenzó entumecer, era así una pistola paralizadora había sido apuntada hacia a mi... haciéndome caer.

(...)

Había perdido noción de mi... mi rostro punzaba y comencé a abrír poco a poco mis ojos, todo estaba oscuro y sucio.
Trate de levantarme al mismo tiempo me di cuenta que estaba atada a una silla en un muro de supongo yo algún sótano.

—Agh-h donde estoy...?—todo me daba vueltas y me cuerpo dolía.
—Al parecer ya despertaste, Fiorenzia. —se escuchaba a lo lejos una voz masculina.—Nos vamos a divertir mucho, te lo aseguro.
—Quien merda eres?—pregunte confundida.
—Escoge una letra, la que tu quieras. —dice mientras que saca un estuche de una caja.
—Déjame libre, bastardo. —resople enojada.
Este levanto su mirada y comenzó a acercase hasta donde me encontraba, estremecí... tenía miedo.
—Trate de ser amable, perra. —me tomó con fuerza del mentón y me jalo hacia arriba.—Deberia de educarte, desde hora me conocerás como N, me entendiste? —me soltó de golpe.
—Pudrete, quien mierda eres y porque estoy aquí?! —grité furiosa.
—Fuiste vendida mocosa. —respondió — pero yo te cuidare bien— comentó acariciándome del cabello.

Quedé en silencio y atónita al escuchar esas palabras salir de su asquerosa boca, habia perdido todo en esta vida. No, no tenía nada más en esta vida mejor dicho... me había perdido yo misma por completo perdiendo noción de mi y del tiempo que pasaba.
Días y noches sobreviviendo, aferrándome a mi misma suerte, habia perdido la esperanza, siendo abusada y pisoteada... odiaba el echo de seguir aquí aborreciendo mi alma y cada suspiro que emanaba.
El hombre que se encargaba de atormentarme me torturaba día y noche, marcando en mi piel cenizas de cigarrillos, mordidas, aruños y golpes.

Durante el día dormía alrededor de 2 horas y comía solo 1 vez al día, abusaba de mi por las tardes para por la noche hacerme tomar té para evitar mi fertilidad, peinando mi cabello me hizo creer merecer todo esto... era un castigo por parte del karma para cobrarse todo lo cometido.
Pasando los meses, habia perdido mi razón de ser, no había un propósito más para seguir y continuar. No, si lo existía había alguien que debía pagar todo esto, no había ningún tipo de karma en esto... yo debia ser mi propio karma.

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