Tercera parte

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A pesar de la impresión que le causa ver la escena logra observar un amenazante resplandor que proviene de la habitación que dejaron atrás.

-¡Agáchate! - Sin cuestionar al rubio se agacha de inmediato, esquivando apenas la nueva trayectoria de aquella sucia daga. William retrocede un poco ante la aparición del cadáver en movimiento, tiene que esquivar la daga que, al fallar el ataque contra Sherlock, ahora arremete en su contra mientras el cuerpo comienza a bajar de la plataforma. De inmediato desenfunda la espada de su bastón para atacar a Corbitt, haciendo un tajo que cruza su pecho por completo pero la entidad trata de atraparlo con sus largas uñas aunque vuelve a fallar.

Un disparo cruza la habitación y da de lleno en la espalda del cuerpo. 

-¡Aléjate de él! - Sherlock parece alterado por primera vez desde que llegaron a esa casa. William mantiene una postura defensiva, pendiente de la daga que se pierde en la oscuridad del techo y el cuerpo que tiene delante. Entonces, ve sus ojos. Ojos ardientes... Recuerda fugazmente aquellos dibujos que tomó de la habitación de los niños y entiende porqué el señor Macario estaba tan aterrado de esos ojos.

-Hermano - Siente como si despertara de una de sus siestas usuales. Está de nuevo en la mansión y, frente a él, está Lewis, de espaldas - Hermano, despierta - Hay una persona frente a su hermano. Tiene que rodearlo un poco para ver que se trata de Sherlock... apuntando directo a Lewis. Su hermano menor mantiene una mirada calmada aunque puede notar lo nervioso que está.

-Sherly ¿Qué estás...? -Observa con horror que está a punto de dispararle a Lewis y de inmediato salta frente a su hermano, apuntando su usual estoque hacia él - ¡Detente! -

-¡Liam, ¿Qué haces?! ¡Apártate! -

Escuchar que Sherlock lo llama lo trae de regreso de inmediato. La bien iluminada y confortable sala de estar es reemplazada por el oscuro y pestilente sótano. Se aparta del camino de Sherlock y observa que Lewis no está ahí, si no aquella aberración. Aunque siempre esconde sus emociones, en ese momento no puede evitar mostrar lo perturbado que se siente por tan repentina visión.

Con el camino libre vuelve a dispararle al cuerpo mientras apunta al centro del extraño collar que lleva; piensa que puede ser una parte importante de lo que sea que usen para manipularlo. Se acerca un par de pasos a William para cubrirlo ahora que lo nota tan desorientado, aunque tiene que empujarlo un poco cuando la daga se precipita de nuevo hacia ellos desde el techo. La fuerza con la que impacta en el suelo de tierra de la habitación es suficiente para que se hunda un par de centímetros y quede aparentemente quieta.

Al ver la daga, de nuevo, parece que William reacciona, en especial porque recuerda las palabras de Vitorio.

El diablo será derrotado con sus propias armas!".

No tiene que pensarlo demasiado; se separa de Sherlock para tomar la daga que no opone resistencia en el momento. La empuña con ambas manos y en un ágil movimiento se acerca para apuñalar el collar, pensando lo mismo que Sherlock, aunque este resbala del alcance de la hoja y termina hundiendo la hoja en su pecho antes de alejarse aún con la daga en mano. La criatura se retuerce un poco ante la nueva herida; parece que su propia arma logra herirlo más que las balas o el estoque.

Sherlock sigue disparando mientras William sujeta con fuerza la daga que parece volver a moverse por cuenta propia con tanta fuerza que escapa de su agarre para tratar de herir a Sherlock, a quien toma desprevenido por la cercanía aunque logra desviarla al golpearla con el arma.

Mientras trata de tomar de nuevo su estoque, se le ocurre una idea. Toma la lámpara de aceite que llevaban y la lanza hacia el cadáver seco de Corbitt, el cual comienza a arder de inmediato. El cuerpo parece tratar de gritar, se tambalea y sigue avanzando hacia ellos y la daga viaja frenéticamente de un lado al otro, tratando de darle a alguno de los dos. Logran esquivar la mayor parte de los ataques mientras retroceden hacia la salida aunque reciben algunos tajos de la sucia hoja hasta que, finalmente, esta cae al suelo al igual que el cadáver que arde sólo unos momentos más antes de ceder y convertirse en una pila de cenizas encendidas.

El hechizo de la casa CorbittDonde viven las historias. Descúbrelo ahora