Comencé a llorar.
¿Por qué me pasa todo a mi? Parece que me guiñó un ojo un tuerto, joder.
Suena mi móvil. Otra vez el número privado.
¿Lo cojo?
-¿Sí?
-Hola guapetona, te estoy viendo, no llores.
-¿Qué coño quieres? ¿Por qué me suena tanto tu voz?
-Ve hacia la escuela abandonada.-Ordenó.
-No quiero.-Me quedé quieta y miré hacia todas partes.
-¿Me obligarás a ir a por ti?-Soltó una risa- Sin problemas eh.
-Estúpido.-Pensé en mi hija, como la tiene que estar pasando. La echo tanto de menos, enserio.- Voy para ya.
Colgué y corrí hacia la antigua escuela. Cuando llegué miré hacia todos lados.
-¡Sal, joder! No te hice nada.
Me taparon la boca con algo parecido a lejía, olía fatal.
Caí al suelo.
Me levanté en una habitación. Me puse de pie y andé hacia la puerta.
Se oían gemidos.
Me agaché para poder mirar por la ranurita de la puerta.