Repetición.

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Ryuko abrió los ojos y se encontró mirando el techo de una blanca habitación. Miró a su alrededor, notando en el proceso cosas como maquinaria médica y su traje de heroína.

Okey, estaba en el hospital por alguna razón.

Hizo el esfuerzo de recordar cómo terminó allí pero lo único que rápidamente se recuperó en su mente fue un momento donde un chico de cabello verde que tenía una niña en su espalda resplandecía con fuerza en los alrededores. Él parecía estar sufriendo y ella no pudo evitar actuar ante esto, arrojándose hacia ambos en un intento de separarlos. Fue entonces que se sintió tan débil y se desmayó cuando el efecto de ambos se terminó.

Okey, no recordó nada relevante.

¡Ah, recordó que él la había tomado en brazos y la había estado llevando al hospital! ¡Perfecto! ¡Eso era relevante!

Ahora restaba esperar a saber qué demonios fue lo que la dejó tan encerrada como si fuese un bicho raro... Igual no fue mucho tiempo ya que la puerta se abrió suavemente, captando su atención.

"Un doctor y un vagabundo. Un gusto a ambos. ¿Pueden explicarme por qué estoy aquí?" Murmuró con una sonrisa suave mientras veía al hombre de bata que lucía cansado y al aparente hombre que vivía bajo un puente que le devolvió la mirada con una expresión consternada.

"Entonces esto es lo que ocurrió..." Susurró resignado el de cicatriz en el ojo. El doctor asintió con cierta pena.

"Analizamos el efecto de la niña en el chico y vimos que notables heridas y cicatrices de su cuerpo fueron rebobinados a amplio grado. La niña puede dirigir su poder a las intenciones que desea, pero tiene que pensar seriamente a quién y cómo hacerlo; el chico se curaba, pero a ella la rebobinó años en el pasado.

"¡Hey, no entiendo nada! ¡Me explican qué ocurre!" Insistió ella aún sonriendo, casi como si estuviese jugando, ahora apoyada en la barandilla de la camilla, denotando la bata de paciente de hospital que traía puesta. "¡Necesito volver a U.A.! ¡Estoy segura que esto no es nada tan serio! ¡Suelo desgastarme un poco cuando me transformo en dragón!"

El indigente se apretó el puente de la nariz con una expresión de dolor ante lo que escuchó. Detrás, la puerta se abrió y quien apareció la hizo sonreír levemente de la impresión.

"¡Director Nezu! ¡¿Qué está ocurriendo?! ¡¿Quién es Mr. Anorexia?!"

El animal de pequeña estatura sonreía tranquilamente y denotó que venía acompañado con un maniquí esquelético aparentemente sacado de una fiesta de Halloween que sostenía un rostro de miedo auténtico.

"E-Ella..." Intentó murmurar el señor de palos, señalándola temblorosamente.

"Señorita Tatsuma. Debido a ciertos inconvenientes, me veo en la obligación de tener que pedirle un poco de paciencia para explicarle su situación. Primero, lleva una semana inconsciente. Segundo, solicito una breve explicación sobre su persona y lo que tenga de recuerdos en vista a este momento.

Ella puso un dedo sobre su barbilla, intentando recordar algo del pasado, sin éxito alguno. Luego sonrió tranquilamente.

"No recuerdo nada de nada..." Respondió, casi como si fuese lo más normal del mundo. Chasqueó los dedos repentinamente, convencida de algo. "Oh, salvo que intenté rescatar a dos personas y me desmayé... Una de ellas me trajo aquí."

El desnutrido y el pobre parecieron contentos con esa respuesta, puesto que ambos sonrieron con cierta resignación. Casi como si supieran quién fue...

"¡¿Saben quién fue el que me rescató?!" Consultó con una sonrisa emocionada y desdichada ansiedad que ni se molestó en disimular. Todos se tensaron al pensar en una respuesta correcta.

Una historia de IzukuxRyuko, pero todo se fue al carajo y es un caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora