Me estremezco cuando su mano libre se desliza desde mi abdomen hacia arriba con una lentitud que despierta cada fibra de mi piel, pasa entre mis pechos y se detiene en mi cuello al ejercer presión que me hace jadear echando la cabeza hacia atrás.
Sus dedos abandonan el interior de mi entrepierna y protesto con un gruñido que le hace reír.
—Mako, mírame —susurra apretando más mi cuello, no hay dolor y él tampoco excede su fuerza para lastimarme.
Lo que hago es empujarlo de regreso al colchón, su espalda se hunde entre las sábanas y como si tuviera la necesidad de seguir adherido a él, jugueteo con el elástico de sus boxers al encontrarme con sus orbes grises, sus pupilas se han dilatado y sus mejillas siguen sonrojadas. Me libera unos segundos para que continúe con mi travesura, en menos de un parpadeo ya estamos completamente expuestos frente al otro. Al atraerme a su pecho una corriente eléctrica se dispara por mi columna vertebral recorriendo cada célula, Hanssen es más rápido que gira para que cambiemos de lugar, ahora es él quien está encima sin aplastarme.
—Con esta maravillosa vista, ¿para qué visitar los museos? —comento rápidamente aprisionando su cintura con mis piernas.
—Es de las mejores para apreciar con extremo detalle, ¿y sabes algo? Soy un fiel consumidor del arte corporal —al acercarse, su lengua viaja por mi cuello como si quisiera tomarme el pulso —. Tienes un hermoso lunar bajo la oreja —la respiración se me dispara al sentir su erección dura rozándome a la vez que sigue explorándome con su boca tranzando un camino húmedo —. Y otro aquí que me encanta.
Mis manos se aferran alrededor de su espalda con fuerza cuando encaja sus dientes en la cima de mi seno izquierdo. Beso su mejilla y reparto algunos en su hombro en un intento de ahogar un fuerte gemido. Él se estremece al escucharme, nuestros labios se encuentran como par de imanes que se atraen.
—Date prisa —pido al separarme.
—No te desesperes —sus ojos me escanean el rostro mientras su aliento acaricia mis labios —. Resiste un poco.
—¿Cuánto más? —gimoteo.
—Primero voy a saborearte de arriba hacia abajo, necesito escuchar que implores con esa linda boca cuanto deseas ser complacida, déjate llevar conmigo, Mako.
Sus palabras parecen prometedoras ante el acto que piensa llevar a cabo conmigo. Las palmas de sus manos van deslizándose de mis muslos hasta mis tobillos sujetándome con fuerza para acomodarlos sobre sus hombres manteniéndome de piernas abiertas expuesta. Me erizo nuevamente al intentar mantener mi peso sobre mis codos para verle saborearme, humedece sus labios y comienza a repartir cortos besos en las caras de mis muslos causándome una oleada de cosquillas.
Su lengua y sus dedos forman un gran equipo placentero que ya siento las piernas entumecidas al abrirlas, Hanssen logra dar con el nudo de placer robándose el protagónico de mis suplicas, gemidos y gritos al mismo tiempo que las yemas de mis dedos serpentean sobre su cabello azul ya sudoroso. Estoy demasiado sensible que es probable que me de convulsiones y tengan que atenderme los paramédicos.
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Un deseo prohibido #1
RomanceMako ha pedido un deseo de cumpleaños, sin imaginar que cinco minutos después un chico atractivo aparece dentro de su auto armado. ... Su deseo era simple: vivir una aventura extrema que la pudiera sacar de las cuatro paredes llamado hogar. Mako Ham...