Parte 1: Infierno

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¿Mi infierno?, varias personas se preguntan cual es su infierno, yo, yo no necesito pensar en el. Pues lo tengo muy claro desde que era un niño, ¿Mi infierno?

Es existir...

-Ya llegue a casa- Una palabra demasiado amable para el lugar en el que vivía.

-¿Izuku?, estas aquí cariño-Se que cuando decía eso, significaba que lo volvería a hacer, de nuevo lo va a hacer.

-Izuku, ven aquí con tu papi-¿Por que?, ¿Por que yo?, solo tenia 8, por favor basta, recuerdo que negué con la cabeza y me escondí en el closet.

-Izuku, no quieres hacerme enojar, sabes lo que pasa cuando lo haces -Era cierto, la ultima vez que me resistí lo hizo sin prepararme, y dolió mucho, mucho mas que antes. Así que decidí en ese momento salir.

-Ahí estas cariño, papa se siente demasiado caliente, ven a ayudarme -Me causaba y me sigue causando asco el hecho de que se hiciera llamar padre, cuando realmente nunca lo fue . Pero aun así me acerque sin soltar mi peluche favorito en ese momento. Un conejo verde que mi madre siempre decía que se parecía a mi, si mi madre supiera en ese momento que su conejo no salta como ella quiere. 

Aunque en ese tiempo lo mas probable es que ya fuera mas de consciente de lo que mi "padre" me obligaba a hacer lo mas probable es que solamente no decía nada y le seguía el rollo a mi papa para que ella no estuviera en mi lugar. Eso es lo que yo pienso, pues ni habría otra razón para dejar que tu hijo reciba "cariño" de su padre. O tal vez si, tal vez el nacer solo fue un error, y ese el castigo que me merecía por el hecho de existir.

Si ese era mi castigo, preferiría la muerte, pues el hecho de haber sido tocado tantas veces, tomado aun mas veces y profanado solamente para complacer al contrario siendo tan joven, Fue mi infierno en la tierra.

Me tomo de nuevo del brazo y me guió a su habitación. Al voltear a la cocina vi como mis madre nos observaba. Sabia que no intervendría pero lo deseaba tanto. Al llegar a la habitación se empezó a desabrochar la corbata, después se bajo le cierre del pantalón para poder bajarse los boxers y sacar su miembro.

Me asqueaba, recordar esto me asquea, pero es necesario para poder terminar el diario, es necesario para que sepan el porque de mi decisión.

-Ven Izu, ya sabes que hacer, ven y complace a tu papi- me acerque lentamente, esto era una jodida pesadilla, pensé que tal vez, si lo hacia suficientemente bien, no me tomaría. Pero a quien engañaba, siempre lo hacia.

Me acerco su asqueroso miembro a mi cara, era mas que claro lo que quería. Con los ojos cerrados lo introduje en mi boca. Era repugnante, asqueroso, me sentía horrible, pero supongo que es lo que merecía por ser un quirkless. Recuerdo que agarro mi cabeza e introdujo de golpe su miembro en mi boca, me daban horribles arcadas, pero si no lo hacia me golpearía y me tomaría por la fuerza. Empezó a embestir mi cabeza, el aire me faltaba y tenia unas inmensas ganas de llorar, solo quería que parara. Así estuvo por al menos 2 minutos del demonio, cuando finalmente sentí como eyaculaba en mi, tuve que tragarlo ya que varias veces me había golpeado por no hacerlo. Era un sabor terrible, pero lo había probado tantas veces que ya ni siquiera lo sentía.

-I-izu, ven, q-quiero tomarte- Lo sabia, siempre era lo mismo, tomarme era una palabra demasiado bondadosa para lo que hacías, era algo horrible, profanabas mi pequeño cuerpo sin ningún remordimiento. ¿Como podías dormir plácidamente después de hacerle eso a tu propio hijo?, cuando lo hiciste por primera vez a mis 6 años, supe que realmente, eres una bestia, una bestia sin corazón que solo busca su propio beneficio.

Me colocaste con mis codos en la cama y mi cadera alzada, al sentir como bajabas mis pequeños shorts lagrimas bajaron de mis esmeraldas ojos. Temblé al sentir tu tacto en mi piel, tenia miedo, un miedo terrible.

-¡Ahhhh!- Grite al sentir como te adentrabas en mi sin ningún tipo de cuidado, algo que no me di cuenta hasta que lo hiciste es que estabas tomado. Eso solo implica que te vuelves mas violento. 

Te empezaste a mover fuertemente arremetiendo contra mi débil y pequeño cuerpo, mientras mis ojos se llenaban de lagrimas debido al dolor físico y emocional que me proporcionabas, mordía mi labio para evitar soltar algún sollozo de dolor pues la ultima vez que lo hice me golpeaste diciendo que si nos escuchaban me iría peor.

Pense que si te obedecía al menos te dignarías a prepararme bien, pero me equivoque y fui ingenuo una vez mas. Me tomaste por los hombros y te empezaste a mover rápidamente. ¿Se supone que sienta placer?, no lo se, pues en las múltiples veces que lo hiciste en ninguna ocasión llegue a sentir placer, solo dolor. Finalmente te detuviste y sentí como te venias en mi.

Saliste sin ningún pudor y te empezaste a cambiar, supongo que de nuevo te iras a comer, como si no me hubieras violado hace pocos segundos. Yo no podía moverme, lleve mi mano a mi parte baja notando como un hilo de sangre y semen escurría de ahí, dolía, dolía demasiado. Así que solo pude dejarme caer en la cama y envolverme en las sabanas deseando que todo parara, o que Dios o alguna Deidad tuviera la misericordia de acabar con mi miserable vida.

Pero nunca paso, hiciste eso hasta los 12 años, después de eso te fuiste de la casa, dejándonos a mi mama y a mi solos, pero...yo jamas seria de nuevo el mismo, y eso lo se, pues mi Infierno nunca acabo.

Y no acabara a menos que deje de existir...



El diario de un Miserable-Izuku MidoriyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora