Parte 1

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Un año después

Ahí estaba, la mujer con ojos de inocencia y piel ardiente. La mujer que para él, siempre será un tornasol; el tornasol que puede brillar en la más implacable luz u oscuridad. La mujer de oscuras curvas, prendidas en el más abrasador fuego. Esa mujer que se volvió su más eterno amor.

El contraste de sus pieles hipnotizante, para él, para ella, siempre ha sido algo de admirar.

La mujer se acerca al hombre recostado en el tronco del árbol, con pasos pausados, sonriendo con la picardía que la caracteriza cuando trama algo. El contoneo de sus curvas, la suave brisa alza levemente su vestido ceñido a su cuerpo hasta su cintura, cayendo como la más delicada y fina cascada perdiendose en la largués de sus piernas. El hombre le mira fijamente con la seriedad que suele expresar su rostro. Su cuerpo fornido, con la delicadez de la blancura de su tersa piel, fué un obstáculo para estar con la mujer que posaba sus manos en su pecho.

– estás muy serio, rollito de Canela— pronuncia la mujer con notable diversión— ¿En qué o quién piensas? Me pondré celosa, si no soy yo la dueña de tus pensamientos

Su mirada se posa en aquel rostro angelical perspicaz, la seriedad se vuelve inexistente, dejando una cálida sonrisa en aquel hombre quién vuelve su centro de atención a la mujer cuya presencia le hace perder la cabeza.

– Sería muy difícil que algo o alguien más sea la dueña de mis pensamientos, aunque no me quejaría librar mi mente unos minutos de tí — la calma y seguridad al pronunciar aquellas palabras ofendió a la mujer, cuya risa en su rostro vaciló hasta dejar ver su molestia por el comentario, retirando así, sus manos de aquel pecho, logrando que aquel hombre la tomara de la cintura y pegara a su cuerpo en medio de los quejidos de ella— calma, fiera. Recuerda que yo siempre seré, tu rollito de canela

Por más esfuerzo que hizo para no sonreír como una tonta, no logró nada, ya que sí, era una tonta enamorada. Su enamorada.

– estaba pensando en que podríamos ir unos días a que tu familia y compartir con ellos, les debes extrañar — las palabras salieron con sumo cuidado de aquellos labios masculinos. Era un tema delicado para ambos, el pasar tiempo con la familia de ella o de él, significaba días de dolor de cabeza, prejuicios, problemas y discusiones. A pesar del tiempo que pasó, de todo lo que ellos lograron superar, sus familias no aceptaban su relación. El ¿Porqué? Sencillo, el color de sus pieles, la raza de la mujer y su procedencia; el mismo y contrario caso del hombre. —¿Qué te parece, Tornasol?

La angustia en la mirada era notable en aquel par de ojos, temía, ella temía volver a lo mismo pero, les extrañaba y mucho. A pesar de todo, era su familia, les quería, les amaba y les deseaba  ver, abrazar, besar, mimar, cosa que desde hace un largo tiempo no tenía la dicha de disfrutar

– No lo sé... Yo no..— pensar en su familia y todo lo que ello conlleva, hacen que sus ojos se empañen en lágrimas. Las manos fuertes, grandes y varoniles del hombre son posadas en la delicadez de rostro, de la mujer, tratando de ser un soporte para evitar su derrumbe— tengo miedo, rollito de canela. No quiero repetir todo de nuevo. No quiero pero, necesito ver les, es horrible estar tan distanciados.

El silencio se hizo presente, el cual era interrumpido por el cántico de los pajaritos que rondaban por el lugar. Las mariposas agitaban sus alas de forma gracil, haciendo parecer el lugar, mágico. Las flores de diferentes tipos rondaban por todo el área, el sol en su esplendor, fueron testigos de la decisión que ambos tomaron. No solo ella temía, él también lo hacía. Siempre tendría miedo de lo que ella podría elegir, sí, una vez lo escogió a él pero, ¿Lo haría otra vez?, ¿Lo haría ahora consciente de lo que significa estar lejos de ellos, lejos de su familia?, Preguntas que no dejaba de repetirse el hombre, ya que una vez lo escogió consciente de lo que significaba no tener lo, pero, ahora podría repetirse lo mismo y no, no sería a su favor.

Por reflejo sus brazos aprietan con más ahínco el cuerpo de la mujer como si fuera a desaparecer. Por un momento pensó que ella era un fantasma o una dolorosa y dulce ilusión. El miedo de perder la, había vuelto para quedarse. Sin embargo, él solo amaba la felicidad de ella, amaba su persona feliz y amaba todo de ella, él, quién se ha preparado para la guerra emocional y mental, no acciona por accionar, en éste caso, está preparado para lo peor y lo mejor. La felicidad de su tornasol, está ante todo. Aunque le cueste mucho, está decidido, irían a Maracaibo.

La ciudad de los recuerdos agridulces.

La ciudad de las lágrimas

La ciudad de las risas

La ciudad del amor

La ciudad de las despedidas

La ciudad de los reencuentros

Y la ciudad de los principios y los finales felices... O tristes.

Ya una vez tuvieron su final triste y feliz, el hombre temía que ésta vez tuvieran el final que significaría la despedida definitiva de ambos. Amaba a esa mujer.

A esa mujer celosa y testaruda

A esa mujer sensible y sentimientos nobles

A esa mujer poderosa, independiente y valiente

A esa mujer que odia los prejuicios

A esa mujer que le ayudó a renacer

Amaba a esa mujer que luchó con los prejuicios sembrados en sus mentalidades, por que sí, no solo terceros eran el enemigo. Ellos eran los principales villanos en una historia que los colores de piel diferentes a las conocidas, eran un crímen. En donde las curvas oscuras ardientes era una invitación sexual. En donde la blancura de la piel, significaba peligro, violación. Eran los principales villanos un tornasol y un rollito de canela, llenos de dulzor.

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Hi, Guys!! Gracias por acompañarme en ésta Tornasolada aventura ✨🌸✨

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Os quiero un montón, espero que puedan amar ésta historia como yo lo hago💖

Sin más que decir, Hasta pronto!!

✨ Rain ✨

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