El día pintaba ser bueno, el viento batía salvajemente el cabello de aquella mujer, cuyas emociones la tenían sin habla. Solo estaba allí, en el asiento del copiloto asomada por la ventana del automóvil en movimiento. Su mirada perdida, focaliza brevemente el cielo antes de volver a caer en el ensimismamiento de sus pensamientos. El hombre quién conducía parecía ser mudo, sin embargo, trataba de disfrutar la vista y apreciar el camino. Difícil.
Quería hablar y al mismo tiempo no. Sí, él fué quién propuso visitar la familia de la mujer pero, no podía evitar lo que sentía. Era mayor el sentimiento de regresar al lugar que nunca debieron dejar; mejor dicho, nunca debieron salir para ir rumbo a lo que prometía ser su final.El hombre durante todo el camino mira de soslayo en incontables oportunidades a la mujer, que no ha emitido sonido alguno. Su melena larga frondosa de rizos se bate al compás del viento. sus ojos cerrados, sus labios color cereza, le dan el encanto angelical que captó el interés de muchos hombres pero, sin duda alguna, pudo captar el interés del indicado.
En ese auto van dos personas diferentes e igual al mismo tiempo, un hombre y una mujer. Dos seres que han demostrar su fuerza y persistencia.
Una mujer con ansiedad de ver a sus familiares
Un hombre con miedo de perder lo que ama
Una mujer con deseo
Un hombre con anhelo
Una mujer con miedo
Un hombre dispuesto a dejar la ir
Una mujer que no perdona lo que siente como traición
Un hombre dispuesto a recibir todo, incluso odio.
En ese auto van dos maneras muy distinta en pensamientos y acciones. Mientras que el viaje con destino a Maracaibo continúa, la familia de la mujer ajena a las personas que se aproximan para deleitar los o asquear los con su presencia, están reunidos disfrutando una parrillada y la piscina que alberga varios niños y adolescentes. Que nadie se atreva o sea tan impertinente de irrumpir un día tan maravilloso para ellos.
Cualquier persona ajena, pensaría que es un buen retrato familiar lleno de calidez, amor sincero y perfecto. Dos hombres de aspecto imponente, dulces, ríen charlando gustosamente, mientras controlan el asado de las carnes, los pollos, chorizos y plátanos. Una mujer mira a uno de los hombres. su esposo. Con la adoración que siempre a sentido por él, en definitiva ella no se equivocó de hombre, su hombre, lamentablemente cometieron un error, no criar bien a su hija, les pesa de sobremanera. Irse con un blanco es un crímen, gracias a Dios, no se ha sabido de ella, sería una deshonra si las personas se enteraran de semejante impertinencia por parte de su hija. La aman, sin embargo, no volverá a ser su hija hasta que se separe de aquel blanco. La mujer en medio de sus pensamientos se acerca a su esposo, quién se ha quedado solo en la parrilla, mirando un momento el cielo, sin un atisbo de la sonrisa que hace momentos exhibía.
- Gordo, بم تفكر؟ من كانت ابنتنا -pronuncia la mujer en árabe. El hombre voltea levemente su cabeza, posando aquellos ojos avellanas en la mujer de mirar dulce.
Sin pronunciar ni un monosílabo, la mujer entiende, siempre lo ha hecho, es tan natural para ambos leerse entre si. Son dos almas atormentadas, dos personas que sienten haber hecho lo correcto pero, con el agrio sabor de la equivocación, el cual sigue latente a pesar del tiempo que ha transcurrido
Ambos se miran fijamente atormentados-يجب أن نتعلم ونقبل أننا لن نراها مرة أخرى - Las palabras salen con resignación de los labios del hombre, quién vuelve a mirar el cielo.
El cielo... El confidente y testigo de lo sucedido. De su amor, sus risas, sus temores, sus promesas, ese cielo azul que siempre les unía en todo momento y tiempo. Justamente como pasaba, Padre e hija miraban el cielo azul que inundó sus memorias y corazones de algo imborrable. Su niña; su pequeña. Su padre; su caballero.
El auto se aproximaba al reencuentro familiar; colosal. La mujer miraba al hombre manejar, mientras se preguntaba como serían o se sentirían sus padres al verla después de tanto tiempo, en el fondo esperaba un buen recibimiento lleno de abrazos, lágrimas, risas, dulzura y mucho, mucho amor. Lamentablemente, lo que esperamos no siempre sucede ¿O sí?; De cualquier forma, solo tocaba llegar. Anhelaba ver a sus padres, que su madre prepare una rica Salata Aswad be Zabadi y el rico y perfecto Shoya que prepara su papá y la Gammonia, nadie lo hace como su padre. Y como cocinera, ella... una vez intentó hacer el Gammonia...
Flash Back
-Rollito de canela- susurra la mujer al borde del pánico, las llamas inundan la sartén,amenazando con intensificarse. El horror de la mujer incrementa y un grito ahogado se construye en su garganta- rolli- to, ¡Rollito de Canela!, ¡FUEGO!
Grita la mujer desesperada, el hombre escucha el llamado desesperado de la mujer. Sale corriendo de la habitación golpeándose con el marco de la puerta, por lo que suelta un alarido; con el dolor latente en su hombro. Corre hacia la cocina ya que la mujer le había dicho que cocinaría y bueno, es un pésima cocinera, la ama pero, hay que ser realistas.
La mujer no para de gritar, el hombre abre los ojos desmesuradamente al ver la escena que se desarrolla a unos cuantos pasos de su lugar. La mujer voltea con los ojos cristalizados hacia el hombre, el cual no sabe que hacer, excepto mirar con aprehensión al Tornasol que brilla a pesar de su tristeza.
- Soy un fracaso como cocinera- sus labios forman un puchero inevitablemente. Lágrimas adornan sus mejillas sonrosadas- no me querán en Master Chef
El hombre sonríe por las palabras tan inoportunas, en un momento así. Relaja los hombros, procediendo a acercarse, toma el extintor de fuego y hace su trabajo. Mira a la mujer que sigue llorando
-No importa, para mí eres la mejor, Tornasol.
**************
Ok??!!! EXIJO AHORA MISMO, MI PROPIO ROLLITO DE CANELA🤧🤧 🤧✨✨
PEEEROOOOO, QUE HOMBREEEE!!😍😍😍 TAN HIJO DE SU MADRE. NO, DISCULPA, MEJOR LLAMA AL 911 (ese extintor es una exageración 😑) 🙂🙂🙂 🤣🤣🤣
Ok, ya, bajemos el volumen a mi euforia XD. Espero que hayan disfrutado éste delicioso capítulo 💖💖💖
No olviden comentar y votar✨✨✨
Os quiero un montón!!💖💖💖
✨ Rain ✨