𝐖𝐡𝐨 ˡᵉᵉ ˢᵘʰᵒ

✪𝐈𝐕

𝐋𝐚 𝐢𝐝𝐞𝐚 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫 𝐜𝐨𝐧 𝐒𝐮𝐡𝐨 fuera de la escuela no le agradaba tanto a Mi-ri, en especial por la forma en la que se llevaban.

- Mi-ri. - mencionó con un ligero afecto en su voz. - ¿Qué haces por aquí? No vives en este vecindario.

- Se nota que quieres que me vaya, Suho. No te culpo, si yo fuera tú también me gustaría que me fuera. - y transcurridos unos segundos la chica volvió a hablar.

- Como me encantaría no verte fuera de la escuela, pero ni modo, si frecuentas aquí me verás más seguido. - dijo la chica con una sonrisa.

El joven Lee se limitó a rodar los ojos y a sacar una pequeña sonrisa que la joven Jang no pasó por alto.

- ¿Estás sonriendo? - preguntó cuando los dos ya se habían sentado.

- No.

- A mi se me hace que sí. - dijo Mi-ri sonriendo.

- ¿Lloraste? - preguntó Suho queriendo cambiar de tema.

- No lo sé tú dime. - respondió mientras se acomodaba en un sillón para leer cómodamente.

- A mi parecer si. ¿Quién te hizo llorar?

- ¿Crees que alguien me hizo llorar? Ja. - dijo la chica mientras se tallaba el ojo izquierdo.

- ¿Entonces? Si no te hicieron llorar ¿por qué tienes los ojos hinchados y te estas tallando uno?

- ¿Podrías callarte 5 minutos? ¡SOLO 5! - dijo Mi-ri desesperada ya que no podría terminar de leer una página del cómic. - Gracias. - agradeció cuando no oyó hablar a Suho.

- Jang-Mi, aquí está el ramen, este va por mi cuenta.

- Ahjussi, muchas gracias. Es bueno verlo de nuevo. - dijo Mi-ri con una sonrisa.

- Bienvenida de nuevo. - dijo el señor dejando solos a los adolescentes.

A Suho le sorprendió su cambio de humor tan repentino y rápido.

- Pensé que odiabas que te llamaran "Jang-Mi". - dijo Suho extrañado.

- Para tu información Suho, solo ciertas personas me pueden llamar "Jang-Mi". - contestó Mi-ri comiendo el ramen que le habían traído.

- ¡Abuela ya regresé! - dijo Mi-ri dejando las llaves en la mesa.

- ¿Que horas son estas de llegar señorita? - le preguntó su abuela sentada en el sofá con los brazos cruzados.

- Abuela, apenas son las... - se espantó al ver que eran las diez y media.

- Las diez y media, Mi-ri.

- Lo siento abuela, no vi que hora era. - dijo la chica apenada. - Bueno, ¿Qué ha pasado en la novela? - preguntó sentándose junto a su abuela.

- Te dije que no te iba a contar si llegabas tarde. - afirmó la señora.