Oneshot

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Su país está atravesando uno de los tiempos más difíciles, y como era de esperarse, todos los nacidos varones, sin importar su segundo sexo, debían enfrentarse a las filas. Yuuri nunca ha sabido de guerras ni de muertes, por lo que no ha querido cumplir con semejante ley y es un peligro para sus padres el tratar de ocultarlo por más tiempo. La era es dura, el emperador necesita hombres y Yuuri no quiere pelear. No quiere estar enfrentando al peligro, cuando ha estado acostumbrado a la siembra de arroz y hortalizas, cuidando el negocio de sus padres en compañía de su hermana alfa.

Entonces encuentran el medio. Al ver que las búsquedas del reino por más hombres incrementan, sus padres no dudaron en hallar la manera de salvar a su hijo. El hijo de unos cazadores extranjeros que vivían en el bosque es alfa, su padre solía comprar carne en su mercado. Es un alfa complicado, pero amable, con una personalidad que podía tanto atraer como repeler. Yuuri solo recuerda haberlo visto un par de veces desde lejos.

Bajo esa premisa, Yuuri no tardó en aceptar. Un omega enlazado y en estado no podría ser llevado a la guerra, por lo tanto, se encontraría a salvo. Eso lo dejaba con la enorme responsabilidad de traer pronto al mundo un cachorro, algo que el alfa también anhelaba. Eso último no terminaba de agradarle aún, no obstante, se preparó para ello.

No era su destinado, pero el destino no le deparaba nada bueno si se quedaba esperando. Aceptó.

Por eso está allí, con el traje tradicional de su familia que lo envuelven en mantos azules de diferentes tonos. Su madre ahora enrolla en el lazo de flores rosas tanto a su cuerpo como el cuerpo del alfa que se encuentra a su lado, vestido en un traje similar de colores negros y grises. Yuuri se sonríe ligeramente al ver como su madre tiene que ponerse en puntas para alcanzar a su nuevo esposo. Víctor, como se llama, se inclina para facilitarle el trabajo.

A esas alturas de su vida, Yuuri solo puede pedirle a la madre de las diosas un poco de paz. Una vida de calma y estabilidad para sus cachorros, al lado de un hombre con quien al menos pudiera congeniar. Ya no espera amor; se resigna y se aferra de ese modo a su vida. Así que cuando cierra sus ojos, recitando las palabras de la unión, deja ir a su niño omega que creía en el amor y los destinados, para darle la bienvenida al hombre casado que ahora es.

La celebración se da por todo lo alto, en un desfile donde ambas familias no escatiman en traer sus mejores carnes y sus mejores especias para celebrar ruidosamente en el pueblo. Su hijo se encuentra enlazado y bajo el cuidado de un alfa, por lo tanto, no era elegible para la guerra. Ahora a todo el pueblo no le quedaría duda y eso era motivo de celebración por parte de los padres de Yuuri.

Entre el pase de comidas y bebidas, el alfa ríe ruidosamente y Yuuri solo lo observa, acostumbrándose a la idea de que es su esposo. Es alto, le agrada eso. Un abrazo se debe sentir confortante en esos brazos largos y fuertes de cazador. Posee el cabello claro y un poco largo, hasta sus orejas. También unos ojos grandes y azules. Además, su mandíbula es cuadrada y varonil, que dista bastante de su rostro redondeado y su cuerpo suave. Yuuri espera que no le desagrade los kilos de más que ha ganado debido a la ansiedad de los preparativos, al comer más tortas de arroz que de costumbre. Aprieta sus labios en silencio y trata de no pensarlo.

Entonces siente la mano caer por sobre su muslo y se eriza. Víctor no le ha devuelto la mirada, más bien continúa su elaborado cuento de cómo fue que encontró y se enamoró de Yuuri, un cuento ficticio cabe acotar, que incluye el acto heróico donde salvó a su omega de las garras de un enorme oso de tres metros a quien venció. La gente no deja de mirarlo con sorpresa y admiración, Yuuri no puede resoplar para demostrar lo inverosímil que sonaba el relato. En una situación así, para empezar, Yuuri se hubiera hecho el muerto hasta que el oso lo dejara en paz, como su padre le había enseñado desde pequeño.

Escogido (YoI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora