Una moneda de color marrón y amarillo está en su mano, no sabe que es lo que pasa, pero se siente cómoda.Lleva un lindo traje de color negro, buen, para ella es bonito.
Lleva su mano a su cabeza y toma el prensador que lo sujeta, su cabello cae por arriba de su cadera, no es largo pero tampoco es corto.
Se da cuenta que lleva el mismo peinado que en la vida real, y también la misma edad.
-Pensé que ya no venías en las noches, es una sorpresa verte aquí- en la oscuridad de aquel pasillo una silueta se hace presente en el porche de madera donde ella reposaba.
-me sentía un poco cansada, creo que quise venir aquí- no mentía, ese cuerpo que habitaba estaba cansado, talvez por noches de desvelo o entrenamiento inhumano que hacía a el cuerpo colapsar.
- ¿Cres? Bueno eso no importa, ¿trabajaste hoy?- tomo lugar en el porche en el que ahora se encuentran los dos.
Ella no sabía que responderle, no sabía que había hecho la kanao de ese sueño.
Se acerco lentamente a su ahora compañero y se recostó en su hombro.
-no recuerdo, el cansancio me está alterando de más-
Abrió lentamente los ojos, y al dar el primer parpadeo ya todo se había ido, aquel bello lugar se había esfumado, pero no para siempre.