CAPÍTULO VI

2 0 0
                                    


Mi Mayor Placer

Soy un hombre solitario, el cual ha matado a muchas personas pero ¿Por qué lo hago? Lo hago por la pura satisfacción que siento, por alguna razón me gusta ver la sangre de las personas, ver su dolor, que me supliquen por su vida, no tengo piedad, es algo que no puedo explicar muy bien, pero el simple hecho de pensarlo me genera satisfacción, las personas me tacharon como un simple asesino, o tal vez un psicópata, pero lo único que siento es placer, las personas que he asesinado son como una colección.

La policía aún no me ha descubierto, solo siento que son unos imbéciles, si colocaran más cuidado en los asesinatos de seguro ya me hubieran atrapado.

Recuerdo la vez que una noche había una pareja dentro de un carro cerca de un lago, me acerqué donde estaban, le apunte con el arma a el chico, suplicó por su vida, claro que no iba a ceder, asesino a la gente por puro placer, entre más suplicaban más ganas me daban de apretar el gatillo, y sin más, dispare, la sangre salpicó en mi cara y en la cara de su chica, ahí fue cuando miré el cuerpo que mate con una sonrisa, claramente no iba a dejar a la chica sin asesinar, así que también le disparé, luego di algunos pasos para irme, pero escuche un ruido, así que les disparé dos veces más a cada uno, y me fui con una gran sonrisa, dejando los dos cuerpos sin vida, más para mi colección de asesinatos.

No recuerdo bien cómo llegué hasta acá, pero la primera persona que asesiné fue con dos personas más, era un simple reto de una noche de lujuria, noche de pecado. Era una mujer, aproximadamente 23 años, ella vivía en la calle, estaba sentada sola, nosotros rodeamos a la mujer, no era muy bonita que digamos, era una simple vagabunda viviendo en la calle, sola, sin nadie.

Mis amigos y yo la rodeamos, no la quisimos matar tan rápido, queríamos jugar con ella, queríamos satisfacción, queríamos placer.

Recuerdo que esa noche mi amigo Mark desnudo a la mujer, y la violo. No solo fue él, los tres la violamos, no me sentí muy bien haciendo eso, lo cual si me arrepiento, eso si no me causó placer, me causó decepción y asco.

Después de que la violamos prendimos una fogata, la quemamos viva, lo recuerdo como si hubiera pasado solo hace unas horas.

Ver como su cuerpo se volvía cenizas me causaba placer, me gustaba ver, siempre tenía una sonrisa en mi cara.

No se si soy normal pero lo voy a seguir haciendo hasta el día en que muera, o hasta el día que me capturen los bastardos de la autoridad.

7 Vidas en UnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora