Decimoquinto Idilio

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⠀⠀ El viento fresco de la mañana golpeaba fuerte en su pálido rostro. El adormecimiento de sus dedos, el ruido del auto avanzando por el asfalto y la sensación de ligereza en su cuerpo hacían juego con el constante silbido proveniente del silencio.

⠀⠀De lejos, fue consciente del escándalo de los demás coches intentando transitar aquella avenida.

⠀⠀El taxi era excesivamente rápido, o quizá, era él quien lo sentía de esa forma debido al constante maquineo de su cerebro. Su cuerpo se estremecía conforme se veía más y más lejos de Caramel Macchiato, la sensación de perdida acentuándose hasta que le fue difícil respirar.

⠀⠀Entonces, finalmente llegó a su destino.

⠀⠀La casa frente a él se alzaba imponente y preciosa. Recordaba haber tenido una mala impresión de ella el primer día que la vio, pensando que, definitivamente, sería un inusual lugar en el que quedarse para sus "paradisíacas" vacaciones.

⠀⠀Y luego, había escapado, sin esperarse que su vida fuera a cambiar para siempre debido a ello. Porque sí, con todo el dolor de su alma reconocía que, a pesar de que se iba a ir, Harry dejó en él una huella permanente que le iba a impedir olvidarlo, estuviese dónde estuviese, pasase el tiempo que pasaste.

⠀⠀—We arrived —avisó el hombre tras notar que Louis ni siquiera sé había inmutado.

⠀⠀Las frías manos del castaño se juntaron para crear fricción, produciendo un calor inútil que desapareció al paso de los segundos. Sin embargo, en esa pequeña sensación, Louis buscó confort.

⠀⠀—Thank you. Please, wait for me here. I'll pay you for the wait.

⠀⠀—Sure.

⠀⠀Mientras se bajaba del auto y caminaba hacia la puerta, se cuestionó el por qué de su estado: aquella tranquilidad, era impropia de él. No obstante, dejó que ésta guiase cada una de sus acciones y pensamientos. Ahora, solo era su cuerpo actuando bajo coacción de su cerebro.

⠀⠀Una vez se halló frente a la casa Louis simplemente suspiró, agachándose para alzar la alfombra. Efectivamente, ahí estaba la llave que abría la entrada principal de la casa. La puerta rechinó al abrirse y Louis no titubeó al entrar.

⠀⠀Mitchel no estaba en la sala. Tampoco en la cocina, comedor o baño. En silencio, Louis pudo escuchar algo de ruido venir de la habitación matrimonial en la que habían tenido sexo por última vez.

⠀⠀Circunspecto, caminó hasta la habitación, viendo, conforme se acercaba, la espalda de su marido. Tocó tres veces el marco de la puerta, buscando alertar su presencia.

⠀⠀—Louis —nombró escuetamente, sin siquiera voltear a verlo. Estaba acomodando su traje caro. Miró su reloj—. Prepara tus maletas y vístete. El vuelo sale en tres horas, pero tenemos que estar dos antes.

⠀⠀Lleno de incomodidad, Louis hizo caso a lo que su esposo le decía, tratando de ignorar la opresión en su pecho causada por la excesiva consciencia de sí mismo. No pudo evitar pensar entonces, que Harry lo hubiera recibido con un beso, un abrazo, o un comentario inteligente.

⠀⠀Reflexionó, dándose cuenta de que la dirección que estaban tomando sus pensamientos era inadecuada. Pero no pudo evitarlo. La imagen de la fría despedida que se dieron el día anterior a ese se proyectó en su mente, haciéndolo anhelar nuevamente aquel banal contacto.

⠀⠀Con pesar, se obligó a mantener su mente en blanco. Debido a ello, fue más consciente de su entorno. Mientras empacaba su ropa y objetos personales repartidos por la habitación, se dio cuenta de que había una inestable atmósfera de tensión entre ellos dos. Nada parecida a la sensación superflua de complicidad que habían compartido por tanto tiempo.

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2021 ⏰

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