Día soleado

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Hoy al despertar la luz se filtraba en la habitación con fuerza, anunciado un día soleado de nubes algodonadas.

Aún envuelta en las mantas observé a Roberto trabajar en la laptop, tenía varias pantallas vítreas desplegadas, en unas hacia música, en las otras ejecutaba varios comandos de limpieza de la laptop.

Aquella escena de trabajo generó gran pereza en mí, la cual se fue evaporando al poner los pies en mis sandalias de casa, y dirigirme al baño a tomar una ducha fresca con la promesa del calor del café en mente.

Un par de horas más tardes habíamos desayunado un rico cereal con frutas, y el prometido café. Newton disfrutó de su tazón de leche. Y Roto aún no necesitando desayunar (los espíritus no desayunan o eso dice él, yo pienso que a veces hace dieta) tomo un té y galletas.

El momento más emocionante de nuestra mañana, fue cuando Roberto y Roto trabajaron juntos en el jardín. Las plantas desplegaron su aroma y bajo el agua del riego, los colores se volvieron más intensos: verdes, morados, amarillos.

Las pequeñas hadas que viven en las hojas aterciopeladas, revolotearon y se sentaron en las flores blancas que finalmente han nacido.

El día fue un éxito en cuanto a nuestras diligencias, hoy acompañamos a Biónica a tramitar un papel que afirma que ella es ella. En el organismo gubernamental fueron amables, y mientras esperabamos la revisión de ese papel llamado: fe de vida, Biónica me dijo que los dolores de su pierna eran mínimos.

Nos sentimos tan contentos de lograr el trámite (admito que los mismos suelen estresarme) que decidimos hacer una pequeña compra en un abasto cercano a casa.

En el abasto mi poder empático se activo, había muchas personas y me sentí abrumada. Procuré ejercitar mi atención focal, y me concentré en lo que Biónica hacia.

Ella estaba junto a Roberto buscando una harina especial, para preparar el pastel de mi cumpleaños.

Me parece increíble cumplir veinte y ocho años en una semana.

Ahora estamos de regreso en casa, Biónica está de buen humor y se quedará visitándonos hasta la noche, está leyendo en el jardín.
Newton y Roto escuchan música. Roberto y yo estamos en nuestra habitación de trabajo, yo escribo mi novela junto a la ventana y él repara una vieja estatua.

El día es ya una tarde soleada, de letras, música y pinceladas.

Amanda 2021

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