Wei Ying miraba desganado aquel vacío parque, mientras apoyaba su cara sobre las palmas de su mano. Sus codos reposaban sobre sus muslos, sus ojos aun tenían lagrimas secas, su típica sonrisa se remplazaba por sus labios cerrados en línea recta, y sus cejas fruncidas. Las hojas volaban con la suave brisa, los faros iluminaban aquel lugar, y la fuente que se hallaba en el medio no dejaba de lanzar agua.
"A-Ying, recuerda siempre, ser capaz de sonreír es muestra de que puedes ser feliz. Aunque la vida sea difícil, cuando sientas que ya no puedas, aun cuando el mundo este en tu contra, recuerda siempre, jamás estarás solo"
Soltó un suspiro, dio una cálida sonrisa al silencio. Su madre en algún momento le había dicho que no importa cuan mala sea la situación, nunca borrara la sonrisa de su rostro, ni viviera con rancores. Se levanto en un salto, estiro su cuerpo, agarro su maleta, y empezó a caminar. Ya había terminado sus estudios, solo tenia dinero para tres noches en un hotel, y uno barato, pero era el tiempo suficiente para encontrar un trabajo.
Antes de llegar a la mansión Jiang, tenia una vida humilde junto a sus padres. Vivían en un barato departamento sobre las peligrosas calles de Yinling, un barrio de mala fama. Sus padres tenían problemas económicos, y muchas deudas pendientes. Fue a sus seis años que vio como sus padres eran asesinado por un grupo de personas. Dichas personas se lo llevaron a un lugar muy feo, donde niños y niñas, jovencitas y jovencitos de apariencia agraciada, de diferentes edades, eran prostituidos y usados como juguetes de tortura, hacían experimentos en ellos, era en infierno en la tierra. No tenia idea de como, pero había escapado. Termino vagando por las calles por un tiempo, hasta que por un accidente termino encontrándose con el amigo de sus padres, Jiang Fengmian. Quien le dio un hogar.
La vida de rico era complicada, en su sano juicio ¿Quién comprometería a su hija desde temprana edad? Su Shijie, la hija mayor de los Jiang, estaba comprometida con el heredero de la familia Jin. Jin Zixuan, un presumido narcisista con complejo de pavo real. Se sintió bien darle aquella cachetada, su shijie merecía algo mejor. Aunque eso provocó su expulsión de la familia Jiang. Su tío, se había ido de viaje con Wen Ruohan y Jin Guanshan, momento que no desaprovecho Madam Yu.
Unos ladridos le hicieron congelarse, miro con terror a una manada de perros que rodeaban a una persona. Su instinto de supervivencia le dijo que corriera, muy lejos, cosa que hizo pero dos minutos después al oír gritos volvió y con una rama los espanto. No todo podía ser bueno, el perro más grande empezó a seguirle, agarro de la mano a la persona llorona, y empezó a correr, hasta que los perdieron de vista.
Se sentó en el suelo aliviado.
- Gracias -. Dijo aquella persona, era totalmente su tipo, Dios, tenia unos brazos llenos de tatuajes y venas, unos pectorales que parecían que en cualquier momento romperían aquella camiseta negra, y tenia una extraña figura en su frente, como una llama. Ese hombre era alto y musculoso, y si tuviera un poco de lógica ese rato, se habría dado cuenta de que el hombre no necesitaba ayuda, su aura intimidante no daba buen augurio. Ser ciego era una cualidad suya.
- No hay problema - Wei Ying regreso por su maleta, que se había quedado tirado.
De un momento a otro, el desconocido, ya no desconocido, Luo BingHe, se encontraba llorando limpiándose los mocos con un pañuelo que le había regalado, que estaba todo mojado. Termino contándole su trágica vida, claro que no todo, pero gran parte de ella. Para ser alguien que tenia cara de Bryan con dinero y un cuerpo lleno de músculos, tenia un corazón de pollo.
- ¡Wuaaaaa! Pobrecito XianXian - Luo BingHe con cascadas en los ojos le agarro de las manos -. No te preocupes, tengo en un lugar donde puedes quedarte.
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Viviendo Junto al Rey Fantasma (HuaWei)
RomanceWei Ying es botado de la casa de sus tíos, hasta que por azares del destino salva a una persona de una jauría de perros. Esta persona en agradecimiento le ofrece un lugar donde quedarse. Entonces Wei Ying llega a un templo, y termina en la ciudad fa...