II

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Despues de ese acontecimiento un año y medio se daba lugar pasando tan rápido como había podido.

Entre noticias y notas de absurdos espectáculos la vida para Bakugou había pasado como algo surreal al verse en medio de escándalos después de haber roto su compromiso con su prometida la cual casi inmediatamente había pasado a tener una nueva relación con un modelo americano dejándolo muy mal ante la prensa de espectáculos.

Envuelto en un estrés innecesario ante su éxito y el del heroe Deku y la constante competencia entre héroes que no le llegaban ni a los talones el rubio había decidido regresar a Japón tal y como se había ido, sin avisar y sin necesidad de pedir permiso a nadie.

Guardando sus cosas el rubio empacaba todo lo que había reunido en aquel año y medio llevándose una sorpresa al ver la cantidad de regalos que había acumulado para sus amigos, sorprendiéndose aún más por la cantidad de regalos que había acumulado específicamente para Kirishima como para ninguna otra persona. Avergonzado por eso el de quirk explosivo hacia explotar de todas las cosas quemando accidentalmente todo lo que ya le parecía innecesario llevar de vuelta a esas alturas.

Viendo la pequeña fogata que habia creado sus ojos rubi titilaban intensamente ante la luz del fuego teniendo el presentimiento de que algo en ese acto estaba molestandolo desde el fondo de su pecho.

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Tranquilamente la ciudad se veía envuelta en adornos navideños mientras la brisa del invierno golpeaba suave a los rostros de las personas que transitaban de sus casas al trabajo y a sus otros compromisos. Entre abrigos de marca y una chaqueta de cuero negra el rubio caminaba directo a su antigua agencia sintiendo un poco menos de presión al no tener que ocultarse de fans y camarógrafos dementes como solia hacerlo en America.

Llegado a la agencia sus brazos se deshacían de sus abrigos peinando su corto cabello hacia atrás, estando ahí tranquilamente sus oídos escuchaban inmediatamente a lo lejos gritos que fácil podía reconocer empezando a maldecir mentalmente. Fastidiado, una mueca de molestia se mostraba en su rostro en cuanto Kaminari se abalanzaba hacia él y Sero palmeaba de su espalda con el mínimo respeto de siempre.

-¡Viejo! ¡Cuánto tiempo!- soltaba Kaminari recibiendo un pequeño saludo muy a la fuerza por parte de Bakugou quien, aunque no quería admitirlo, si los había extrañado un poco.

Entre risas y gritos de alegría los tres empezaban a interactuar escuchando como la puerta del edificio se abría. Sin preverlo, Bakugou alzaba la vista casi por instinto topando su mirada con Kirishima quien completamente sorprendido había dejado caer su identificación de héroe.

Mirando aquella torpe acción una sonrisilla divertida se posaba en el rostro de Bakugou quien miraba como Kirishima se agachaba apurado a tomar su identificación.

Sintiendo los brazos de Kaminari sobre su cuerpo el rubio se indicaba el gritar a Kirishima deteniéndose abruptamente en cuanto el pelirrojo se deshacía de su abrigo rojo color sangre.

Totalmente sorprendido, los ojos carmín del de quirk explosivo observaban como Kirishima tenía vendas en los brazos y una sutura con puntadas en la ceja de su ojo izquierdo, por igual, tan analítico como se había vuelto en aquel tiempo, Bakugou observaba como Kirishima había bajado excesivamente de peso mientras su cabello se mostraba largo y amarrado a salvo de dos mechones largos que tapaban parte de su mirada cansada sobre rojizas marcas violáceas a lado de sus ojos.

Volviendo a la realidad Bakugou veía como Kirishima hacía de sus mechones de cabello hacia atrás poniendo una sonrisa grande en su rostro. Sorprendido por esa sonrisa el rubio fruncía su rostro sintiendo como el pelirrojo le atacaba con un abrazo fuerte empezando a forcejear a pesar de sentir como aquel abrazo raramente era algo que al parecer había estado añorando por un largo tiempo.

Rosenrot, dejemos de engañarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora