{🌹} En medio de un aparatoso accidente, Toni Gambino es salvado por un "ángel" de piercings y cabello teñido. Al este acabar malherido, decide retribuirle quedándose con él durante su parada en el hospital, con la culpa carcomiéndolo.
Lo que no sab...
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TW//: Autolesión y suicidio. Leer con responsabilidad.
—¿Qué carajos estás haciendo? —reclamó una voz, cuyo dueño, al mismo tiempo, lo zarandeaba.
—Viendo tele —ironizó el que estaba siendo sacudido—, puedes asumirlo porque estoy delante de ella y porque está encendida.
—Gustabo, ya me cansé de esta situación. ¡Mírate! —Fue señalado de pies a cabeza—, son las tres de la tarde y vas a perder otra clase. Seguro llevas el ciclo por los suelos.
Gustabo estaba tirado en el sillón, con una almohada abrazada en su regazo. De entre la tela roja del sofá, resaltaba su cabello rubio, desaliñado y grasoso por la falta de cuido. Cerró los ojos y tragó saliva.
—Horacio, yo no voy a ir.
—Conway se va a enfadar. Es más, yo me voy a enfadar —le refutó el mayor—. No haces nada, no ves por tu futuro, ¿qué te sucede? Ser vago no es lo tuyo, tienes que espabilar.
Mientras derrochaba su recriminación, Horacio se arreglaba frente al espejo. Era cuidadoso y siempre se esmeraba en lucir impecable, agregaba algunos toques de maquillaje, peinaba su cabello formando una cresta espectacular y se perfumaba. El rubio sintió el olor de la colonia llegar a su nariz y abrió sus ojos, formando con sus labios una línea recta.
—¿Ya te vas a trabajar?
—Sí, Gustabo. No todos podemos quedarnos haciendo nada.
—¿A qué hora regresas?
Horacio pareció quedarse estático.
—Tarde. Muy tarde, tenemos... —saber cuando ocultaba algo o cuando mentía era muy fácil por lo mucho que titubeaba—, cosas que hacer en la estación de policía. Los alumnos como yo nos tragamos lo peor.
—Ya veo —contempló como el de cresta se dirigía a la puerta sin despedirse y se irguió, alzando la voz para llamarle la atención—: ¡Horacio! —este le volteó a ver—. Adiós, cuídate.
—Chao —masculló el otro, para después suspirar y quedarse parado ahí—. Gus, bebé, ve a clases, ¿sí? O quédate, pero haz algo. No sé, sal a dar un paseo, camina un rato, cualquier cosa. Yo voy a intentar venir temprano.
—Tarda lo que quieras —sonrió, arrugando los bordes de sus ojos por la expresión, pero sin estar feliz—. Yo voy a arreglármelas aquí.
