–Vamos a salir
–Estoy trabajando.
–No has salido de casa en tres días. Estoy harto de estar encerrado. –Siseó Venom, furioso.
Ya sin control de su propio cuerpo, Eddie se dio la vuelta y se acercó a la tostadora para mirar su reflejo en el acabado metálico.
–Te ves como una mierda. Arruina mi reputación.
–Solo puedo verte a ti, parásito –gruñó Eddie, mirando a Venom en el reflejo, quien le devolvía el ceño fruncido.
Eddie trató de alejarse, cansado, gruñón y solo con ganas de terminar su trabajo.
Sin éxito, su cabeza se echó hacia atrás para continuar mirando a la tostadora.
Para cualquier extraño, tal vez ese hombre al otro lado de la calle al que Eddie había sorprendido continuamente mirándolo con binoculares, el reportero habría parecido trastornado, eso o simplemente estaba regañando a su tostadora.
–Simbionte– corrigió Venom, pasando por alto el mal discurso intencional de Eddie para continuar con la tarea que tenía entre manos –Y yo digo que nos vemos como una mierda
–Esta primicia nos dará toda la comida chatarra que queremos, Venom– Eddie hizo una pausa, eligiendo sus palabras con cuidado –Solo dame un poco más de tiempo. Estoy en una buena racha en este momento
–Tu cuerpo expirará si no nos tomamos un descanso. Realmente no necesito la molestia de encontrar otro anfitrión
Tal vez fuera la conversación ahogada de los coches, las nubes agitadas de color gris acero o la media luna bajo la que brillaba la piel de Eddie.
Tal vez incluso el escaso, pero aún notable, toque de lluvia a través de la piel negra de Venom.
Algo, algo allí en ese momento, hizo que ya no se enojara.
Si bien estaba apretado dentro de su pecho, y Eddie luchó físicamente, lo cual no fue una sorpresa, el físico normal de un humano no va saltando edificios, con la ayuda de Venom, lo disfrutó.
El aire neblinoso se sentía sofocantemente delgado a través de los tejados, y sus brazos se retorcían, los dedos apretados cada vez que aterrizaba o se lanzaba hacia el borde de piedra de un edificio, temiendo nunca conseguir un buen agarre.
Un resbalón fue todo lo que se necesitó para ser devorado por los hambrientos coches de ojos blancos muy, muy por debajo.
El poder de Venom disminuyó a través de él.
Podía sentir al simbionte arrastrándose y deslizándose por sus venas y su propia piel retorciéndose debajo de la cubierta negra de Venom.
Se sentía hermoso estar en simbiosis.
Cada aliento que tomó fue solo por voluntad de Venom.
Él era Venom.
–¿Estas feliz, Eddie?– Preguntó el simbionte con poca intención sarcástica, sonando más parecido a una mascota en busca de reconocimiento.
La pareja descansaba en el borde de un edificio de apartamentos alto.
Eddie sintió ganas de saltar.
Anhelaba ver las luces pasar junto a él y los sonidos se alargaban y susurraban en sus oídos.
Lentamente giraban las piernas hacia adelante y hacia atrás, colgándolas al borde de la muerte segura, como un niño pequeño sentado en el borde de un estanque, maravillándose con el pez diminuto.
En la horrible malla de la mala vida bajo los pies de Eddie.
–Sí ...
Hubo un pulso apresurado por todo su cuerpo y alrededor de las manos de Eddie sintió la masa circundante de Venom apretándolo con fuerza, sosteniendo sus manos.
–Bien.
Y saltaron.
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[ONE SHOTS] - Symbrock
Fanfiction- Historias cortas de Eddie y Venom. _Symbrock_ -No es una historia Original. Es una traducción a Español. -No tienen relaciones entre si