–Eddie. Eddie. ¡Eddie, despierta!
–Qué-?– Eddie gimió, su voz era un quejido muy molesto y cansado, volteándose en la cama y manteniendo los ojos cerrados, que estaban pegados por el sueño y el cansancio.
Eddie alcanzó ciegamente la cálida y gruesa almohada que había caído de la cama, dejándolo expuesto al aire frío y fresco de un apartamento con un calentador roto y un exterior nevado.
–Es Navidad. ¡El calendario lo decreta!
Eddie hundió la cabeza debajo de la almohada, respirando contra el colchón y las sábanas
–Cinco minutos mas – vilmente, su estómago se apretó
–Está bien. Pero si tardas más que eso, puedo comer la cabeza de alguien.
Eddie escuchó la sonrisa a través de las palabras y levantó un poco la almohada para espiar el reloj electrónico.
–Bien, bien. Me estoy levantando, ¿estás feliz? –No iba a correr ese riesgo
Eddie se levantó lentamente de la cama, frotándose los ojos y bajando los dedos por la cara, dejando escapar un gemido exhausto.
En un zip-zap-zoop, Venom estiró sus zarcillos negros sobre la habitación y se acerci con las pantuflas y la bata de Eddie.
Salió a paso lento casi arrastrándose a su destino.
–¡Mierda!– Eddie maldijo cuando vio a tres pájaros destrozando su despensa –¡Dejé la maldita ventana abierta! ¡Shoo! ¡Shoo! ¡Váyanse!
Eddie bailaba alrededor, pateando a las plagas, tratando de alejarlas del lío de migas que habían hecho.
Zwip.
Un pájaro desapareció.
–¡Venom! –Eddie chilló, asqueado.
–Es Navidad, Eddie. No tendrás más remedio que perdonarme
Eddie se cubrió la cara con las manos, cuando escuchó a Venom acabar con los otros dos.
Después de un minuto, sintió la cara de Venom acariciando sus dedos.
Tratando de no absorber el hedor de la sangre
–probablemente te perdonaría sin importar el día que fuera, cariño.
–Lo sé, Eddie. Ahora abre tu regalo
Venom sonrió, lo que sería siniestro para aquellos que no los conocían, y tomó un regalo de debajo del pequeño árbol de Navidad.
Eddie tenía el regalo en su mano, claramente, estaba empaquetado en una caja de cartón de algún tipo, pero el envoltorio en el exterior seguía siendo un desastre.
Se utilizaron dos tipos diferentes de papel decorativo y se mezclaron con cinta adhesiva negra.
Eddie quitó la cinta, abrió las solapas de cartón, miró dentro de la caja y luego la cerró de inmediato.
–¿Sabes qué es, Eddie? Es un-
–¡Sé lo que es!– Eddie espetó, su rostro cubierto con mucho más que una pizca de rojo.
–Lo usaremos más tarde esta noche, un especial de Navidad ... _Venom ronroneó sus dientes, sonrió amplia y agudamente.
–E-ya veremos ...– farfulló Eddie, extremadamente avergonzado. Se pasó la mano por la boca, sudando un poco ...
–¡Ahora, el mío, Eddie!– Venom chilló, su masa negra temblando de emoción.
Eddie había identificado que como la cima de la alegría de un simbionte, como el ronroneo de un gato, a menudo se podía ver en el dormitorio.
La cabeza de Venom y el apego al hombro del reportero del que creció parecían estar hechos de pequeños zarcillos en movimiento, y ahora bombeaban rápidamente como venas.
–Aquí, amor – Eddie se dio la vuelta para recoger algo del mostrador.
Antes de que pudiera colocarlo ante Venom, diminutos mechones de negro lo habían arrebatado y lo hacían sonar de un lado a otro.
Rápidamente, se quitó la cinta y Venom sacó un puñado de pequeñas tiras de papel junto con varias barras de diferentes chocolates.
–¿Qué son estos, Eddie? – El simbionte levantó todos los pequeños deslizamientos para leerlos.
–Son cupones. Nos darán cosas gratis, o descuentos al menos. Domino's, la tienda de la Sra. Chen, el mercado de pescado y un montón de otros lugares. Puedes usarlos cuando quieras, para comer lo que quieras .
–¡Usémoslos ahora, Eddie!– Venom comió de un bocado todos los chocolates y se envolvió rápidamente alrededor del cuello de su amante, apretándolo suave y cálidamente, sin dejar de mirar sus opciones.
El receptor del abrazo señaló con humor
–Sabía que me arrepentiría de haberte dado tanto poder. Después del almuerzo, podemos ir de compras, ¿de acuerdo?
Eddie puso su mano sobre su bufanda de simbionte y dobló su cuello para dar un beso suave en la frente, pero no en realidad, solo la masa general de Venom.
–Y también te hice algo más –dijo Eddie, sacando de debajo del armario del fregadero una bola de cristal.
Cuando Venom le dio la vuelta, dentro de las piezas brillantes en forma de corazón que caían lentamente, había una pequeña escultura de Venom y Eddie en simbiosis.
–Nos vemos bien, Eddie
–Me tomó un tiempo, pero creo que el producto final valió la pena
Eddie le dio a la bola de nieve una suave sacudida y se la devolvió a Venom, quien la miró con aterradora intensidad, sosteniéndola como una madre acuna a su bebé.
Después de un momento de ver a Venom disfrutar del regalo, que era una sensación muy confusa, Eddie comenzó a preparar el desayuno.
–Te amo, Venom.
– Lo Sabemos.– Venom levantó la vista del globo de nieve – Y nosotros siempre te amaremos, Eddie.
ESTÁS LEYENDO
[ONE SHOTS] - Symbrock
أدب الهواة- Historias cortas de Eddie y Venom. _Symbrock_ -No es una historia Original. Es una traducción a Español. -No tienen relaciones entre si