🔒 CAPITULO 5: CERRADURA 🔒

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(En la actualidad)

Perspectiva de Ben

Las únicas aberturas de luz estaba siendo cubiertas por la alfombra por encima de la puerta estrecha de madera en la que me escondí por el apuro. Un olor a humedad y madera se impregnaba en mi ropa y las migajas de la puerta vieja que caían en mis dedos, trataba de seguir bajando por las escaleras de fierro frío, por otra parte quería escuchar todo lo que pasaba afuera. La ansiedad empezó a dominarme, no sabía que era claustrofóbico hasta ese momento en el que me encontraba en una caja angosta, aún así logré ver que más abajo había mas lugar.

De repente escuché muchos pasos que caminaban sobre el piso arriba de mi, eran pasos fuertes y murmullos de personas que creo habían entrado, me preocupé por Acke, tal vez necesitaba ayuda, estaba tan confundido que parecía irreal la situación en la que yo me encontraba. No tenía tiempo de pensar las palabras que me dijo, sino que estaba concentrado en saber que hacer en ese preciso momento. Solo cerré mis ojos apretando mis manos en la escalera en la que me encontraba aun sujetado, rogaba por mi vida y la vida de Acke, pero decidí proseguir bajando por las escaleras mientras escuchaba los pasos de personas en la casa, recordé las palabras de Acke diciéndome las mismas palabras de Ann Balá, creo que era parte de mi búsqueda.

 Solo cerré mis ojos apretando mis manos en la escalera en la que me encontraba aun sujetado, rogaba por mi vida y la vida de Acke, pero decidí proseguir bajando por las escaleras mientras escuchaba los pasos de personas en la casa, recordé las pa...

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Bajé un poco menos de 5 metros y había un túnel de 2 metros x 2 metros aproximadamente, el piso estaba cubierto de tierra húmeda y podría jurar que escuchaba pasos de ratas, así que caminé con el corazón en mi mano y cubriéndome la cabeza por si hay algún murciélago o chocaría con cualquier cosa que no podría ver. Ya caminé por 1 minuto y aún no veo nada, regresar sería una estupidez por lo que no pude detenerme en ese momento y caminé determinado, los pasos se aceleraban como los latidos de mi corazón, no había forma de contenerlos sino con profunda respiración.

A 3 metros de frente divisé una luz naranja, era el reflejo de fuego, quizá era una vela y el camino largo cobraba otro sentido. No estaba seguro si alguien más estaría ahí por lo que caminando lentamente sin pronunciar más sonido que la lentitud de mis pasos me acerqué de a poco donde se proyectaba la luz. Recosté mis hombros en el filo de la pared y me asomé lentamente, mis manos temblaban como mi mentón, había tanto silencio que podía escuchar solo mi respiración y la saliva que tragaba.

Desde la posición más perfilada pude ver una cama, cajas, 4 antorchas colgadas que alumbraban ese lugar, ropa doblada al filo de la cama, un escritorio y el mismo olor húmedo. Seguía salivando, producto de los nervios supongo, pensé que eran cosas de películas no mas, me percaté que no había nadie más que yo y me entré observando las cosas más detenidamente. Sin duda era un cuarto pero el miedo que tenía se esfumó ahora que veía que la cama era cómoda y que podría descansar. ¡Claro! Que locura descansar en un momento como éste.

Al sentarme en la cama jalé una de las cajas que estaba cerca del escritorio, encima de ellas había unas llaves parecidas a la de los castillos, al acercarlas vi una caja tallada de forma antigua y apariencia extraña, pero al abrir la tapa vi que estaba repleta de hojas y libros cosidos, por debajo había más cosas, plumas y hojas secas de árboles.

El capullo de Ann Balá ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora