El Castigo

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Narra Jesús

Empecé ha deenudarle ha la vez que le iba dando suaves besos por el cuello.

Iba notando que su respiración aumentaba según baja por su cuello y eso me encendía más las ganas de darle su castigo.

-Para-dije mientras aumentaba mi respiración.

-¿Para de que, señor?- gimoteo.

- De incentivar mis ganas de castigarte a muerte. - dije mientras le acostaba en un sofá de la tienda.

- L-o sien-to seño-r- dijo con voz temblorosa.

- No lo sientas, a mí me encanta. - dije mientras me aguantaba las ganas de empezar a tener sexo.

- ¿Entoces?. -

- Esque no quiero hacerte gemir  demasiado, para que los transeúntes no llamen ha la policía. - dije con la verdad en la boca.

- Hágame gemir todo lo que quiera-dijo susurrando.- Soy un simple humano siendo castigado.

-¿Entonces quieres que te folle ya? - dije travieso.

- ¡si, por favor, si!-dijo desesperado.

- Suplicamelo- dije mientras le ataba las manos con el cinturón.

- Por favor follame- dijo con voz suplicante.

-Suplicame mas- dije para darle más emoción.

- ¡ Por favor, follame ya! - dijo desesperoado.

Coji un cóndon un lo abrí sensual mente con la boca, me lo coloque juguetón y procedí ha besarle el cuello e ir bajando suavemente hast su miembro, el cual comencé a acariciar suavemente.


Narra Damiano


Ya no podía aguantar más necesitaba
que Jesús me follara ya. Me estaba temblando todo el cuerpo de la necesidad que tenía de que aquello pasara, era como una droga para mi.

- Por favor señor empieze ya-dije mientras él besaba suavemente mi cuerpo.

-Lo estás deseando, ¿verdad?- dijo con un firme tono sensual.

- si, si señor lo estoy deseando, estoy deseando sentirle-  dije con un ritmo elevado en mi respiración.

- Buenos creo q ya me has duplicado lo suficiente-dijo mientras me daba la vuelta.

Eso significaba que ya había llegado el momento de sentirle dentro de mi.
Y así era, me metio su miembro dentro de mi ano, en ese mismo instante un gemido salió de mi boca.

- Te gusta, ¿verdad?. - dijo sabiendo la respuesta.

-¡Si, si, si! - dige mientras soltaba pequeños gemidos.

Entonces Jesús me cojio de mi poya y me empezó a masturbar ha la vez q me metía su poya por mi ano.

Su poya era la más grande que había visto jamás de 23 cm, no sólo era grande si no que también era gorda y la sabia manejar de lujo.

~Pasan 20 minutos~

Segiamos follando pero ahora el también estaba temblando.  Tristemente eso significaba que se iba a correr ya y no me gustaba la idea de dejar de tener sexo hasta el día siguiente.

Ha los 5 minutos de notar que Jesús estaba temblando, se corrió y yo con él. Fuero unos magníficos 25 minutos de sexo inmejorable.


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