15 de Diciembre-Lunes
"Din don. Que todos los pasajeros del Grey Express se suban al tren, partiremos el breve"
Una voz metálica salía del altavoz mientras Thomas recogía sus cosas y se apuraba para subir al tren. Era un viaje de trabajo, pero aún así nunca había viajado en un tren tan lujoso y mucha suerte tendría si se le presentaba otra oportunidad como esta.
Nada más poner un pie en el tren el revisor cogió su billete y le mandó a su habitación. Cuando hubo terminado de instalarse y dejar sus maletas, Thomas pensó que sería una buena idea dar un paseo por el tren, puesto que iba a pasar varias horas allí. Los pasillos del tren eran muy estrechos, como era de esperar, pero tenía unas habitaciones generosamente grandes, la calidad del tren se dejaba ver por todos lados; desde las cortinas de seda hasta las lamparas elegantes que adornaban los corredores. El tren tenía incluso una cafetería y a Thomas le pareció un lugar encantador para descansar un rato, lamentablemente, estaba abarrotada y eso no era algo que agradase a un tipo solitario como era él. Desde la entrada llegó a distinguir un rostro familiar casi en la otra punta, esa sonrisa radiante era inconfundible y el gracil gesto con el que le invitó a sentarse a su lado también.
-Thomas Brown, cuanto tiempo- Al haberse sentado a su lado, cruzó la mirada con la de su acompañante, una joven adulta de cabellos color miel y ojos de un color verde intenso, tenía un cuerpo bien formado y de proporciones generosas y un rostro casi angelical, a nadie le extrañaría que fuera una modelo o actriz, pero la joven tenía un trabajo mucho menos pintoresco.
-Ah. Señorita White, ¿cómo ha estado?- Thomas no podía evitar sentirse intimidado por la señorita a su lado, siempre era muy impulsiva y no tenía miedo de nada. Tenía un caracter impredecible que a Thomas le intimidaba y gustaba a la vez.
-¿Cómo que "Señorita White"?- La joven apartó la mirada bruscamente y resopló- Llámame tan solo Mónica, es un nombre simple. Y nada de tratarme de usted, soy menor que tú. ¿No es así? -Le devolvió la mirada con un aire de superioridad y una sonrisa altiva.
-Ugh. Perdone. P-Perdona -Thomas se rascó la nuca avergonzado, en solo dos segundos de conversación ya le había hecho sentirse como tanto temía.
-Dejemoslo. ¿Hacia donde te dirijes, Tommy? Me sorprende verte en un tren como este, y de traje. Umm~ Si te puedes permitir irte de vacaciones en este tren debes de estar mejor pagado de lo que esperaba.
-Que va. -Frunció el ceño- Y ¿qué es eso de "Tommy"? -Soltó un leve suspiro- Lo que sea, tan solo estoy por un viaje de trabajo. Voy hacia Saint.Green.
-Ya~ Ya~ Yo también me dirijo hacía allí, pero tengo un mal presentimiento... -Dijo con cierto aire de preocupación mientras jugaba con algunos mechones de cabello que se escapaban de su larga coleta.
-¿Y eso? -Contestó Thomas con indiferencia, eso de los presentimientos y las supersticiones le parecían bobadas.
-¿Qué no lo sabes? Tendremos que pasar por ese bosque rarito donde hubo un accidente hace poco. La estación de allí lleva cerrada siglos pero hay un pueblo cerca y dicen que pasan cosas... -Un escalofrío recorrió su espalda- No es que me lo crea, pero sinceramente, no me gusta nada de nada pasar por ahí.
-Ja, bobadas -Rió Thomas ante la preocupación de su compañera- Eso es lo típico que se cuenta para asustar a los niños
La joven se molestó ante la risa de su acompañante y con un bufido se cruzó de brazos y se levantó del asiento.
-Tú piensa lo que quieras, pero luego no te quejes de que no te advertí.
Con esas palabras Mónica abandonó la cafetería, no sin antes lanzarle a Thomas una mirada que le heló la sangre.
¿Por qué estaba tan asustada? Esa pregunta rondó la cabeza de Thomas durante el resto del viaje. Y se iba a arrepentir profundamente de no haberle hecho caso antes a las "paranoias" de Mónica.
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El bosque de las máscaras
Paranormal"Toc toc toc. Son las nueve, quien esté fuera de su casa será juzgado por el juicio divino"