Los ascendidos, mejor conocidos como talismanes, son los seres encargados de ayudar a alguien en particular a conseguir un nuevo significado de la vida. Estos suelen asignarse a personas en específico; regularmente aquellos quienes han estado pasand...
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En las afueras de Insa-dong había una galería privada fundada sobre el patrimonio cultural de una antigua y adinerada familia de Seúl. Se enfocaba en reunir raras colecciones de piezas artísticas y, además, contaba con un edificio y un jardín que eran algo digno de ser visitados para cualquier turista. Él había visto algunas fotografías de la galería en una revista de arte que permanecía encima del escritorio de su compañero de habitación; Kim Namjoon, sin embargo, jamás imaginó que llegase a visitarla esa noche, mucho menos con el hombre al cual estaba acompañando.
Delante del majestuoso portón de la galería hay plantados dos ciruelos de líneas simples y elegantes. Al momento en que ambos pasan la entrada principal se encuentran con un camino de grava serpenteante, Jungkook es capaz de darse cuenta de que las plantas del jardín están bien cuidadas, de hecho, no tienen ni una sola hoja caída. Hay también pinos y magnolias, rosas amarillas, azaleas y, entre los arbustos, grandes y aparentemente antiguos faroles de luz. Caminan por un par de minutos en los cuales Taehyung parece ignorar a todas las personas que se encontraban a su alrededor, personas que parecían estar comentando sobre él y que tenían la intención de acercarse a saludarlo.
Finalmente llegan al vestíbulo el cual, al igual que el resto de la galería, está decorado con mucho refinamiento. Jungkook se queda de pie ante la puerta abierta y por un momento duda si cruzarla o no, pero no tiene otra opción más que entrar cuando el escultor gira levemente la cabeza para observarlo con seriedad. Aquel es un lugar distinto a cualquiera que haya frecuentado con anterioridad.
