PARTE CUATRO

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Un chico de cabellos plateados caminaba entre la nieve, su rostro estaba pálido. Su mirada pasaba por todos lados, eso lo había provocado él.

Nunca quiso que eso sucediera.

Su madre, la reina del invierno, era quizá la única persona en terminar eso, era un lástima que ella estuviera enfocada en deshacerse de los humanos comunes.
No caminaba con algún rumbo fijó, después de ver a aquel chico de cabellos café caer al suelo no supo porque su irá se desató.

Lo congeló todo, aunque no pudo afectar a aquel chico.

En sus recuerdos estaban grabados esos instantes en el que el fuego se desató en aquel bar.
Tuvo que apagar todo con su hielo, empeorando la tormenta del exterior.

Antes de irse vió por última vez como una ola de fuego intenso protegía a aquel joven.

Kakashi ahora estaba tratando de regresar a Migdilia, ya qué, una tormenta de nieve comenzaba a aparecer.
A lo lejos notó una luz dentro de una cueva, así que emprendió rumbo ahí.

Por otra parte, en la cueva, los cuatro chicos estaban sentados lado a lado, tratando de no morir de frío.
En sus ojos la desesperanza se notaba.

Veían como la nieve caía cada vez con más rudeza.

Iruka vigilaba, o al menos trataba de no quedarse dormido mientras sus amigos descansaban. A lo lejos vió a una persona acercarse, tambaleándose.
Al inicio pensó que se trataba de un simple espejismo, una mala jugada de su mente, hasta que el chico estuvo lo suficientemente cerca como para notar que era real.

Se levantó con rapidez, haciendo que Anko, quien estaba recargada en el, cayera al suelo, levantándose casi al instante totalmente desorientada.
Ella lo llamó molesta, sin embargo la ignoró.

Corrió a ayudar a aquel extraño que apenas y podía estar de pie.

Una vez lo ayudo a llegar cerca del fuego, este de una extraña manera se encendió aún más, quemando los tablones con más rapidez.
Aquel hombre encapuchado llamó la atención de la pelimorada, quien despertó a los dos chicos que estaban a su lado, dándoles unos golpes en la cabeza.

Estos despertaron, notando así a su nueva compañía.

Ellos estaban sorprendidos, mientras Iruka trataba de calmar el fuego, el cual parecía no querer bajar su intensidad.

—Iruka. —Hayate.

—Iruka. —Habló Kotetsu, tratando de llamar su atención. Cuando finalmente lo logró, hizo que mirara el rostro de a quien había ayudado.

A su lado estaba el chico de la taberna, de cabello blanco, y su piel casi tan blanca como este.

La llama del fuego bajó tanto que estuvo por apagarse.

La oscuridad reinaba, o al menos algo parecido a esta.

—Tu... —Se abalanzó a él. —¡Devuelvenos el verano! —No habló y eso le desesperó. —¡Carajo! Haz que toda esta nieve se vaya de aquí.

—No puedo. —Su voz era algo grave, aunque al usarla en un tono tan bajo, le erizó la piel. Lo soltó lentamente, aflojando su agarre sobre sus estropeado ropas.

—¿N- No puedes...? —¿Eso significaba que nunca podría recuperar a la gente que estaba congelada en su pueblo?

—No. Lo siento....

—Tu lo causaste ¿No es así? —Se quedó sin voz al ver como este asentía.

—¿Pero-? ¿Cómo? —Se atrevió a interrumpir la única mujer ahí.
Kakashi al instante movió sus manos, dejando ver una leve capa de nieve.
Al mismo tiempo que una ráfaga de viento llegó dentro de la cueva, haciendo que Iruka se preocupara por el fuego, del que apenas fue consciente que estaba extinguiéndose.

Por lo mismo en lo único que podia pensar era en el calor que necesitaban las únicas personas que le quedaban.

Poco a poco el fuego fue tomando nuevamente vida.
Nadie se atrevía realmente a decir mucho, simplemente dejaron que el abrumador silencio reinará.

—Yo no puedo hacerlo... Pero... Mi madre si.

—¿Tu madre? —Estaba por burlarse Kotetsu, pero recibió una mirada intimidante de parte de Iruka.

—Dinos más.

—Mi... Madre es la reina del invierno... Sin embargo ella salió.

—¿Salió?

—Me dejo a cargo de toda la vida del planeta...

—¿No sabes dónde está? Necesitamos encontrarla... Queremos que la vida regrese aquí.

—Pues... Ella está en una ceremonia a la luna... La cual nos otorga nuestro don. No regresará hasta dentro de unos meses.

—¡No tenemos unos meses! —La voz de Kotetsu los exaltó. —¡Gente está muriendo ahí afuera solo porque este raro no supo controlarse! —El clima se volvió de alguna forma aún más frío.
Kakashi apretaba sus puños con fuerza, dejando sus nudillos de un tono más claro que su piel.
El hielo comenzó a colarse dentro de la cueva, asustandoles.

—¡Oye! ¡Detente! —Bastó eso para que lograra reaccionar, asutandose de si mismo.

—No... Lo siento... —Puso sus manos en su pecho, temiendo lo peor. —Mi... Mi nombre es Kakashi.

—Bien, Kakashi, una vez se calme la tormenta tienes que guiarnos con tu madre. ¿Está bien?

El asintió.

Así concluyó la noche, tratando de refugiarse en el calor del fuego.

Así concluyó la noche, tratando de refugiarse en el calor del fuego

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Que tengan un bonito miércoles. Nos leemos pronto.

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⏰ Última actualización: Dec 15, 2021 ⏰

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