Los síntomas de Lewis empezaron a sus cortos catorce años. Tan sutiles que no se daba cuenta. Pero ese día estaba por invitar a salir a una chica, y los nervios lo marearon al punto de darle náuseas.
No tenía sentido. El jamás se ponía nervioso con las chicas, y menos con aquellas que sabía que morían por él.
Pero ese día, no pudo invitar a nadie. La tristeza lo consumió por dentro y por fuera, y no salió de su cuarto hasta él día siguiente
***
Otro recuerdo latente fue cuando, al cumplir sus dieciséis años, asistió a su primer examen de conducir.
Estaba tranquilo, listo para empezar... Cuando al momento de tomar el volante su mente se nubló por completo.
Llanto.
Frustración.
Gritos en aleman.
Neumáticos pinchados.
Todo eso le golpeó fuerte y al mismo tiempo. Pidió disculpas, huyó del lugar y se prometió no volver a subir a un Kart jamás.
El pensamiento lo frenó en seco. Un Kart? El jamás estuvo cerca de uno. El no conocía a nadie que hable alemán.
Y entonces sí se dio cuenta.
***
A sus diecinueve, Lewis volvió al asunto de las citas.
Había guardado esperanza de que su alma gemela apareciera pronto, o que le diera más pistas de cómo encontrarlo. Pero no había obtenido nada útil, no importaba cuanto se concentrara en volver a conectar con él.
Es decir, no esperaba una proyección astral ni poder meterse en la mente del muchacho, su padre ya le había dicho que no funcionaba así.
Pero sabía que era un muchacho adolescente, tímido y con habilidades atléticas. Normalmente no sentía nada, o era tan reservado que Lewis no percibía nada que no fueran sensaciones fuertes.
Pero en ese momento, ya en la casa del muchacho y con el mismo desvistiendose con apuro... la vergüenza, el miedo y el pudor lo invadieron.
Sus piernas temblaban y un jadeo de dolor salió se su boca.
El otro sujeto pareció notarlo, pero confundió su estado con una descompensación y lo llevó rápido a su casa.
Cuando llegó, se metió velozmente a la ducha, la frustración que él sentía mezclada con puro deseo. Su corazón latía a mil por hora y antes de que pudiera masturbarse y conseguir algo de alivio, todo se calmó.
Él ni siquiera tenía una erección.
Entonces supo que alguien había tenido su primera vez.
***
Sebastian no creía en las almas gemelas. O al menos, no tenían para él la importancia que quizá otras personas le daban.
El era dueño de su vida e iba a hacer lo que quiera.
Sus padres lo comprendían. El rubio estaba en una etapa de su vida en la que era normal querer revelarse contra el sistema y no querer saber nada del amor, sobretodo luego de varias decepciones y posibles parejas que no fueron.
Hasta que un día, cuando todo estaba casi listo para su graduación, Sebastian sintió un terrible dolor en su brazo derecho.
Gritó y cayó al suelo, se sentía como millones de agujas clavándose en su brazo, y su mente estaba en blanco, solo pudiendo concentrarse en el dolor.
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Some things were meant to be (f1 pairings)
Fanfiction~Soulmate AU~ O donde la leyenda dice que dos personas son almas gemelas cuando pueden sentir lo ajeno como propio, cuando sus almas lloran y sanan sincronizadamente. Hasta que se miran a los ojos, y ya la sincronización deja de ser literal, para s...