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Envuelto en el montsuki más caro que nunca en su vida hubiera imaginado vestir, Tokuma decide analizar que ha pasado en su vida los últimos años antes de estar de pie frente al espejo de su habitación.

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Tokuma había nacido dentro de la rama secundaria, una familia común, un padre shinobi y una amorosa madre hogareña, ningún hermano mayor o menor, si le preguntaban en qué posición de la jerarquía y árbol familiar de los Hyūgas se encontraba, diría que era primo segundo de Hinata y Hanabi Hyuga al ser sus madres primas y compartiendo los mismos bisabuelos maternos. El cómo llegaron a ser parte de la rama secundaria y sus parientes no, era fácil de explicar, un hijo nació en la rama principal y el otro no.

No eran muy cercanos a la familia principal en cuestión de consanguineidad, pero tampoco eran miembros lejanos a los primeros orígenes de los Hyūgas. Solo era cuestión de notar los rangos del Byakugan de padre e hijo para saber que la sangre de Tokuma era una de las más puras dentro del clan.

Como todo Hyuga se formó en el arte del Taijutsu, en el desarrollo del Byakugan y las técnicas familiares, y cuando cumplió 7 años ingresó a la academia como cualquier otro niño con linaje shinobi. No destacaba mucho como un Hyuga por excelencia, era común, corriente y ordinario, sin embargo, se mantenía en la media de entre lo normal y la excelencia.

Pero estaba bien, nunca tuvo sueños o aires de grandeza desde que tiene memoria, muchos niños sueñan con ser Lord Hokage o uno de los jounin a cargo de su seguridad, pero él nunca aspiro ser algo más que corriente. A los Hyūgas no se les permite soñar, el sello es un recordatorio constante de ello.

Fue genin, fue chunin, fue jounin, incluso alcanzó el grado de ANBU y tokubetsu jounin en reconocimiento e infiltración. Increíbles logros para alguien que solo vivía sus días sin preocupaciones o planes a futuro, alguien tan relajado como el mismísimo Shikamaru Nara.

Después de todo, era el segundo mejor en todo. Si Tokuma lo hacía bien, siempre había alguien más que lo hacía mil veces mejor.

No siempre había sido así, pero una vez Neji Hyuga nació, su posición en el clan como uno de los niños prodigio de la rama secundaria fue desplazada por el nuevo prodigio. El sobrino del líder había demostrado un gran talento en todo lo que un Hyuga debía ser un experto al punto de ser elegido entre hombres que le triplicaban la edad para el puesto de guardián de, la heredera.

Esto había causado muchos disgustos entre las familias de la rama principal, quienes creían que Ko Hyuga sería el único a cargo de la seguridad de la señorita Hinata. Tokuma no había envidiado al niño, él apenas tenía 8 años cuando Neji de 4 se había ganado su posición.

Sin embargo, desde ese momento los logros de Neji solo fueron aumentando. Una vez sucedió la ejecución de Hizashi Hyuga, el consejo meditó que lo mejor sería reafirmar la seguridad de su heredera. Todos sabían del odio que el niño Hyuga parecía tener por su prima, así que Tokuma fue el elegido a ocupar el segundo puesto dentro de la guardia de la heredera.

La mayoría del tiempo Ko estaría a cargo de su seguridad, pero cuando este tuviera que salir de la aldea por sus labores como shinobi, Tokuma tendría que tomar su lugar. Y eso solo significaba:

Ayudarla en sus entrenamientos

Vigilar su habitación.

Ir por ella a la academia y acompañarla a casa.

Segunda OpciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora