Los bebés que viven con mascotas desarrollan menos alergias.
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Los niños que viven con perros y gatos son menos propensos a desarrollar alergias a dichos animales más adelante en la vida, pero sólo si el animal está bajo el mismo techo mientras el niño aún es un bebé.
En comparación con los bebés que nacen en hogares libres de gatos, los que crecieron con éstos tenían aproximadamente la mitad de probabilidades de ser alérgicos a ellos en su adolescencia.
Crecer alrededor de un perro también redujo el riesgo de alergias a los perros para los niños, pero no para las niñas.