único.

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advertencias: sexo explícito, lenguaje vulgar, denigración, violencia física.
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El tiempo pasó, y la vida de YoonGi parecía ir de bien a mejor. Sus padres seguían juntos, y a la vista de todos, enamorados. Había sido aceptado en la Universidad de sus sueños, tenía una increíble relación con sus amigos, y aunque era normal verlo retar y pelear constantemente con todos los Alfas con los que se topará, sí había pocos de ellos qué demostraban que en verdad sólo querían una amistad con él, por lo que sí, tenía unos cuantos Alfas cómo amigos. Por otro lado, aunque la situación económica de su familia le permitía solventar los gastos que su educación requería sin problemas, se había conseguido un empleo de medio tiempo cómo mesero en un pequeño restaurante. Cuándo sus padres supieron la noticia, preocupados le preguntaron si necesitaba más dinero para cubrir sus gastos del día y de la escuela, y sí así era, que no sintiera vergüenza de pedirselos, pues no era una carga ni una molestia; pero YoonGi les respondió que si trabaja era más por diversión que por necesidad, además de que, seguramente aprendería y se acostumbraría a generar ingresos por cuenta propia, y claro, a independizarse. YoonGi no quería tener que vivir bajo el techo de sus padres durante toda su vida, no, él quería tener su autonomía y poder ejercerla libremente.

YoonGi había pasado por diversos cambios a lo largo de los años, no sólo físicos, si no mentales también. Su carácter seguía siendo el mismo, con la excepción de qué había madurado en muchos aspectos; sabía tomar decisiones sin que nadie le influenciará a la hora de hacerlo, tenía ideas claras sobre su presente y su futuro y lo que quería para ambos, y se había hecho de altas expectativas de acuerdo a sus relaciones y lo que quería en ellas, incluso si estas eran sólo amistosas. YoonGi sólo dependía de tres cosas para que todo lo que hiciera y se relacionará con él funcionará: estabilidad, seriedad, y madurez.
Y bueno, si hablamos de cambios físicos, bastaba con decir que YoonGi era la descripción perfecta de un Omega. Su rostro se había afinado espléndidamente, mientras que su cuerpo había adquirido proporciones preciosas. Tenía una complexión delgada y una estatura promedio para un Omega, las curvas adornando cada rincón de su pequeña figura, desde su fina cintura hasta sus delgadas y tonificadas piernas. Unos delgados y bonitos labios de un rosa natural decoraban su rostro, junto con esos delicados ojos rasgados y su pequeña nariz. YoonGi era la definición de la belleza en su máxima expresión, y el suave aroma a lilas que desprendía era la pizca final que terminaba por hacerlo el Omega ideal. El sueño de todo Alfa...
O bueno, eso antes de arrepentirse al tratar finalmente con el tan cotizado Omega.

Justo cómo estaba pasando en ese momento. YoonGi había rechazado a un apuesto Alfa que iba de comensal al restaurante por segunda vez en el día, ¡y sin siquiera hablarle! Las feromonas del pelinegro eran suficientes para hacerle saber a cualquiera que no estaba interesado en ser cortejado.
DaHyun, una Omega amiga y compañera de trabajo de YoonGi, observaba todo el panorama desde su lugar con diversión, segundos después, vió al chico acercarse a ella, dejando atrás suyo a un pobre Alfa que desprendía una gran cantidad de feromonas, las cuales delataban lo horriblemente humillado y despreciado que se sentía, para poco después, abandonar el restaurante cómo bien haría un perro con la cola entre las patas.

𝗈꯭𝗆꯭𝖾𝗀꯭𝖺  𖡩  𝗸𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora