El príncipe despierta

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La noche iba avanzando lentamente, fuera de la habitación se apreciaba el ruido que emitían las brazas de las antorchas que estaban en el pasillo, el príncipe Bakugo se encontraba mirando detenidamente a el joven Omega a quién tenía frente a él, a los pocos segundos de ser encerrado en la habitación pudo percibir de nuevo ese olor que emanaba el príncipe del Norte, ese estúpido olor a frutos silvestres y flores de invierno, le molestaba el admitir que se sentía a gusto con ese aroma, le agradaba, y aunque su madre le hubiera dicho que ambos ya se habían conocido en el pasado de cachorros verdaderamente le costaba recordar, era cierto, él tenía una memoria del carajo

La luz de la luna era suficiente para iluminar el cuarto, Katsuki comenzó por ver el rostro del chico, tenía un fino rostro con algunas pecas en las mejillas que resaltaban haciéndolo ver inocente, los mechones de cabello que terminaban en su frente al final tenían un término ondulado, se percató que el color de su cabello totalmente negro al final contaba con las puntas de un color verdoso cómo el bosque, era muy suave a la vista pero se abstuvo de tocarlo, las cejas no estaban mal, no tenía una expresión de tener gestos feos, sus grandes ojos estaban descansando dejando ver perfectamente aquellas pestañas largas y onduladas que llamaron la atención de el alfa, siguió bajando la mirada a sus labios de el chico, no eran pequeños ni muy grandes, contaban con una forma muy hermosa, eran de un color melocotón suave, y como su piel era muy clara hacian una combinación muy buena

Al colocar su vista a el cuello del Omega, notó que no había ninguna marca, dió un suspiro, sabía que ahí debería estar su mordida de él, tarde o temprano debería de estar ahí si querían formar un lazo entre ambos reinos, no solamente bastaba con que las alfas de ambas manadas fueran buenas amigas, no, debía haber un lazo de confianza y entrega por parte de una a otra manada

"Qué mejor que unir a los príncipes"-pensaba Bakugo dando otro suspiro de molestia

No era como si se encontrara en una relación y ni que estuviera enamorado de alguien más, jamás se le había cruzado por la mente el querer tener pareja, no al menos en esos instantes, tenía en cuenta que era para el bien de su manada, y si quería ser un buen líder, debía de llegar a formar un lazo con el Omega del Norte, y así detener los constantes abusos por parte de la manada de Sur hacia los reinos de ambos

Siguió el trayecto de su mirada por los hombros y el pecho, notaba que aunque tuviera el cuerpo delgado lo tenía muy bien trabajado, para él los omegas siempre fueron muy débiles, tanto que no eran lo suficientemente fuertes para protegerse a sí mismos, pero recordó que cuando estaba a punto de acabar con la vida de kirishima borró totalmente ese pensamiento hacia él, no, no era frágil ni indefenso, sabía defenderse y además tenía fuerza, nunca imaginó que un Omega en su forma de lobo fuera tan grande, quizá por la sangre real que lleva en las venas le hacía tener una que otra ventaja

Miraba como su pecho hasta el abdomen bien trabajado había sido cubierto por las vendas que Recovery Girl le había puesto, su pecho subía y bajaba lentamente, haciéndole ver qué el tal Izuku estaba disfrutando de su descanso, los pensamientos sobre sus pechos le estaban matando la cabeza, por qué se sentía ansioso de saber cómo era verlo sin los vendajes? No tuvo el tiempo suficiente para verlo cuando lo recogió y envolvió en su capa, su mirada se posó en los brazos del joven, a simple vista los mantenía relajados, pero aún así los músculos se hacían presente, no tan grandes como el del alfa, quién en ese preciso momento estaba haciendo fuerza en su brazo derecho como si levantara una pesa o estuviera coqueteando con una chica para llamar su atención, sí, estaba orgulloso de su cuerpo mostrando una sonrisa de superioridad ante el Omega...en cuestión de músculo obviamente

Sabía bien que tenía esa piel blanca por todo el cuerpo ya que cuando lo miró por primera vez desnudo fue en la hierba de dónde había caído inconciente. Las piernas de el chico tenían un buen tamaño, la carne era suficiente para ser llamativas ante cualquier alfa, esas jodidas piernas habían sido la atención de los ojos del alfa por unos largos...10 minutos? Quizá se quedó mirándolas por unos 20 minutos, quería tocarlas y apretarlas pero teniendo la obligación de cuidarlo y no despertarlo dejándolo descansar esa idea se esfumó de su mente, el abdomen del príncipe era delgado y esa pequeña cintura que tenía le hacía lamer de vez en cuando sus labios sin que él se diera cuenta, sí, ya estaba encantado por el Omega, pero no sé permitiría querer a alguien así de fácil, aunque le agradara su olor y físicamente el chico, no tenía el plan de cortejarlo y enamorarse jodidamente

Yo te protegeré (OMEGAVERSE) BakuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora