Salió bruscamente del cuerpo que penetraba, para después echarse de espaldas sobre el colchón, al tiempo que buscaba a tientas su zippo y un cigarrillo, cuando los tuvo en mano simplemente encendió su tabaco ignorando por completo el cuerpo que yacía al lado suyo. El chico busco abrazarse a él pero este se deshizo al instante del agarre y pronunció con el cigarro entre los labios de manera poco entendible:
-Puedes usar el baño antes de irte y, ya conoces la salida...
Enseguida el avergonzado chico salió de entre las sábanas totalmente desnudo y sin decir una palabra tomó su ropa para salir de la habitación dando un portazo.
Jongin era un empresario renombrado, a su corta edad de 25 años había logrado crear una gran fortuna. Se podría decir que lo tenía todo y por eso mismo poseía una personalidad arrogante y orgullosa. También era el tipo de hombre que odiaba las relaciones serias pues simplemente no creía en el amor. Despreciaba el cariño de las mujeres e incluso de los hombres pero a estos les prefería para saciar sus apetitos sexuales, por ello había perdido la cuenta ya de cuántos chicos, en su mayoría bien parecidos y de buena familia, habían pasado por sus piernas. Su última conquista había sido ese chico, y sabía que sería la última vez que le vería pero poco le importaba, después de todo solo le quería para un sólo propósito y eso era satisfacer sus necesidades sexuales. Ni siquiera había durado más de dos semanas con él, pues muy pronto se había hartado de lo que aquél joven tenía para ofrecer.
Una vez que hubo terminado su cigarrillo, se levantó de su cama para tomar el teléfono celular que guardaba en el bolsillo de su saco, y enseguida marcó un número conocido
-Hola, te invito un trago-dijo en cuanto aquel chico del otro lado respondió su llamada.
-Si, en el bar de siempre- dijo por último después que el otro aceptará su invitación, era su mejor amigo y siempre estaba ahí para el.
Se duchó rápidamente para quitar de su cuerpo el sudor y demás fluidos corporales, se vistió como siempre con ese estilo formal y extravagante que tenía, propio de un hombre como él. Al salir roció un poco de colonia y se acomodó el cabello en su peinado habitual.
Pidió a su mayordomo que el chófer tuviera listo el coche y para cuando bajó, su lujoso auto negro estaba ahí esperándolo, indicó a su chófer la dirección y se puso en camino hacia su bar favorito.
Una vez ahí se adentró en el lugar y caminó hasta la barra donde aquel chico alto y castaño le esperaba ya con su bebida favorita.
-¿Que pasó?
-Nada, ¿por que lo preguntas?
-Soy tu mejor amigo Jongin, se que cuando llamas a esta hora es porque tienes problemas.
-Es solo un asunto sin importancia.
-¿Tiene que ver con Luhan?
--Si bueno, ya sabes, lo mismo de siempre. Comenzó a ponerse exigente y yo solo le dejé claro que tipo de relación teníamos.
-Jajaja, ¡y terminó contigo como era de esperarse! No duraste ni una semana con él.
-Solo se fue, pero se que no volverá. ¿Por qué todos son iguales? ¿No pueden solo dejarse llevar? Necesariamente quieren una relación amorosa y eso no va conmigo
-No lo sé, pero tengo la solución perfecta para ti-y al instante le entregó una pequeña tarjeta dorada y con grandes letras brillantes que resaltaban cual si fueran de oro puro en solo dos palabras "EL DORADO"
Jongin la tomó entre sus dedos, examinandola, por detrás solo tenía una dirección en letras muy pequeñas. Sonrío burlescamente y miró a su amigo para a continuación decir:
-Un prostíbulo, Yeol ¿es en serio?
-Dicho así suena muy vulgar, solo llámale CSS... tienen exactamente lo que buscas, relaciones sexuales sin compromiso alguno
-CSS ¿que rayos significa eso?
-Centro de Servidores Sexuales o Sexo Servidores, como quieras.- río de su propia broma, que al parecer a Jongin no causaba gracia alguna.
-No lo sé, pagar por sexo se me hace... Repugnante.
-¿Sabes cuánta gente asiste a esos lugares? Algunos ni siquiera tienen para pagar, tú tienes dinero de sobra. No es repugnante, al contrario es un buen servicio- rió nuevamente y dio un trago a su bebida
-Toma, no pienso ir- dijo devolviéndole la tarjeta
-No, no, quedatela quizá cambies de opinión- Jongin no tuvo otra opción que guardarla por el momento, más tarde la pondría en la basura
-Mejor bebamos...- dijo por último el moreno
Al final, regresó un poco alcoholizado a su departamento. Caminó hacia el ascensor con las manos en los bolsillos, jugando en el interior de uno de éstos con la pequeña tarjeta plástica. Cuando llegó a su habitación la sacó para dejarla sobre la mesita de noche, se quitó los zapatos y se acomodó para dormir, no sin antes darle vueltas a aquel asunto en su cabeza... No, no caería en la tentación, era un hombre respetable o mejor dicho demasiado orgulloso como para meterse en esa clase de lugares. Luego de desechar aquellos pensamientos y por efecto del alcohol quedó profundamente dormido.