La mañana había transcurrido con normalidad, simplemente la misma rutina de siempre; estar todo el día en su oficina planeando proyectos revisando documentos, realizando inversiones.
Para la tarde tenía una comida sumamente importante con algunos accionistas extranjeros, como siempre su compañía era una de las mejores para invertir y hacer negocio, Jongin era un hombre inteligente y todo le salía perfectamente siempre.
Llego a casa al caer la noche, como siempre solo rodeado solamente de fieles sirvientes. La cena era más bien un exquisito banquete pero siempre debía tomarla en soledad, claro a excepción de la fila de sirvientas que estaban atentas a cualquier orden pero no representaban una agradable compañía en sí. Tomó sus alimentos en silencio, de vez en cuando su teléfono sonaba con alguna llamada y se veía obligado a responder pues eran asuntos del trabajo.
Cuando finalizó la llamada masajeó sus sienes y se levantó de la mesa sin siquiera terminar su platillo, se dirigió a su dormitorio y al llegar a este comenzó a deshacer el nudo de su corbata, a desabotonar su camisa, ya con el torso desnudo entró al cuarto de baño, abrió la regadera y enseguida el agua comenzó a correr llenando de vapor la ducha, se deshizo de sus pantalones y boxers. Se introdujo bajo el chorro humedeciendo al instante su cabello y su piel, enjabono todo su cuerpo y cuando se sintió limpio y relajado salió enredando una toalla alrededor de su cintura.
Volvió a su habitación y se sentó a la orilla de la cama secando aún su cabello, sin pensar posó la mirada sobre la mesa de noche, observando la pequeña tarjeta que ChanYeol le había dado el día anterior, la tomó y leyó nuevamente el nombre de aquel lugar y la dirección. Lo suyo no era la abstinencia total, ciertamente el sexo para él era mejor para eliminar el estrés que un baño caliente. Lo dudó unos instantes pero al fin lo decidió, se levantó y abrió el closet para escoger un atuendo casual, una vez vestido pidió su auto esta vez sin llamar al chofer, no quería que alguien supiera a que clase de lugar se dirigía.
Llegó por fin al edificio, la fachada no era tan llamativa como había pensado pero por lo menos no parecía un lugar de mala muerte. Estaciono el auto y se adentró todavía inseguro de su decisión; al entrar se encontró con una recepción en la que atendía una mujer que al verle le sonrió como para hacerlo sentirse cómodo y le dirigió un saludo.
-Buenas noches Señor, bienvenido a El Dorado
-Buenas noches- respondió él sintiéndose avergonzado
-Necesitaré su nombre si quiere contratar el servicio
-Ah, esto yo soy...
-Puede darnos un sobrenombre, aun así debo pedirle su apellido real, pero no se preocupe permanecerá en el anonimato
-Kai Kim- dijo rápidamente, esperaba que en verdad nadie le reconociera
-Perfecto- la mujer tecleó rápidamente en su computadora. -¿Su pago será en efectivo o con tarjeta?
-En efectivo...
--Ok, Señor, solo falta aclarar algo... Es pasivo o activo
Jongin abrió desmesuradamente los ojos, esa pregunta no se la esperaba pero debía contestar, por lo que antes se aclaró un poco la garganta y dijo
-Activo
-Eso es todo, gracias. Que disfrute su estadía
Después de pagar la mujer le hizo pasar a una sala donde le esperaba un hombre.
-Adelante, aquí es donde puede elegir a la persona que desea que le acompañe esta noche. Lamentablemente esta noche todos nuestros muchachos están ocupados a excepción de uno- le mostró unas fotografías.
El chico en ellas se veía bien y además ya había pagado por lo que no tuvo más remedio que aceptar. El hombre hizo una llamada pidiendo a "DO" y le acompañó hasta un largo pasillo en el que podía ver varias puertas numeradas. Por fin llegaron a la última y se adentró a aquel lugar.
Dentro de la habitación le esperaba un chico, con solamente una bata oscura puesta. Era muy bajito de estatura, delgado y con piel muy blanca que le hacía lucir enfermo a excepción de unos labios casi rojos en forma de corazón, y unos grandes ojos color marrón oscuro. No era para nada su tipo y de pronto se sintió arrepentido de haber entrado ahí. Hasta que el joven se le acercó con una suave pero masculina voz que hizo que los vellos de su piel se erizaran.
-Lo estaba esperando Señor Kai- dijo mientras deshacía el nudo de su bata y la quitaba de su cuerpo dejando ver la desnudez de éste. Unos brazos bien formados, los pectorales firmes adornados con pezones de piel un poco más oscura. El abdomen marcado con un pequeño ombligo y una línea perfecta que marcaba las ingles y entre estas el miembro apenas excitado.
Se acercó y con un poco de esfuerzo debido a diferencia de estaturas, tomó el rostro de jongin entre sus manos para después tomar sus labios entre su boca de una manera lujuriosa y sucia, DO no era nada dominante sino simplemente hacía su trabajo, excitando a su cliente. Jongin reaccionó de inmediato ante el roce de esos labios carnosos, su pene comenzó a alzarse al instante; no sabía si era la experiencia del joven o sus ganas de sexo, pero ese pequeño chico besaba realmente bien. Al cabo de un buen rato de besos apasionados Jongin se deshizo de su ropa ante la mirada atenta del chico, que estaba ya por demás excitado y se habia colocado en la cama de espaldas y con las piernas abiertas, dejando a la vista su perfecto trasero, Jongin enloqueció ante eso y de pronto su miembro se alzó y enrojeció tanto a la vez que parecía que estallaría en ese mismo instante.
Casi se abalanza al chico intentando comerle la boca de nuevo pero este le detuvo para tomar un poco de lubricante
-Por favor use un poco de esto señor, y sea bueno conmigo- puso una cara de inocencia y de sumiso que Jongin no pudo más, necesitaba estar dentro.
Sacó un pequeño paquete plástico y lo abrió rápidamente para después colocar sobre su miembro el condón de látex y después embadurnar el viscoso líquido mientras que el chico le esperaba ya, cuando estuvo listo se tiro encima de él, besando su cuello, acariciando sus suaves piernas, deleitándose con el calor, el perfume de la piel y sintiendo cosquilleos con cada vello que se erizaba al contacto. El muchacho ya se tocaba ante su vista, masturbando su propio miembro, dejando ver la humedad de éste. Jongin no podría creer lo que estaba haciendo, más cuando unas noches atrás había dicho que pagar por sexo era asqueroso, tocar a alguien que siempre era tocado por miles de manos, estar dentro de una cavidad por la que pasaban miles de miembros más. Pero aquello era una sensación que jamás experimento, había cierta calidez en cuanto entró, no se sentía desagradable sino más bien era lo mejor que había sentido en toda su vida. Podría jurar que los gemidos que profería el chico le decían algo mas, su cuerpo lo llamaba de una manera desconocida pero ante la cual se rendía.
Comenzó a moverse frenéticamente sobre aquel cuerpo, sin llegar a lastimarlo claro, pero con esa ansiedad, lujuria y deseo que lo embargaban.
Recibió y dio caricias, propinó algunos besos y le fueron dados otros en cambio.
El chico no dejaba de pronunciar aquel nombre inventado entre gritos
-Oh si! Kaaiii... Dame más
Esto solo ponía a Jongin al cien, aunque aquellas fueran palabras de costumbre que le decía a muchos hombres más, así que entrego todo lo que tenia hasta que su esencia masculina lleno aquella prenda plástica.
Terminaron entre suspiros y respiraciones cortadas, ambos cuerpos bañados en sudor.
DO coloco su bata nuevamente y se despidió, pues debía prepararse para recibir a alguien más, la noche apenas comenzaba y seguro debía atender otros clientes. Dejo a Jongin desnudo sobre la cama, recuperando el aliento, sintiéndose confundido y como nunca antes en su vida. Aquel chico valía cada won que había pagado, aquel sexo jamás lo conseguiría en otro lado, lo sabia y había tomado una decisión en ese momento, volvería ahí cada noche.
