La Verdad

59 10 0
                                    


Disclaimer: La historia le pertenece a Aleksei Volken, yo solo la adapto al TaeNy.

----------X-x-X-x-X----------





Capítulo 4: La Verdad.


-X-

"Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería."
-Otto Von Bismarck.

-X-


Afueras de Kingshill, Aurelia, Dia 09, Primer mes, 2010.

Mylene y Marie estaban recostadas sobre una abrigadora piel que habían conseguido en el último pueblo donde se habían detenido, al cobijo de un hermoso, frondoso y enorme árbol. El espécimen arbóreo había llamado la atención de Marie desde que se acercaban a esa zona ya que sobrepasaba en altura a todos los árboles de los alrededores y pese a ser invierno, conservaba la mayoría de su follaje, mismo que era de un tono totalmente atípico para la zona y para la estación. Las hojas del árbol oscilaban entre tonos naranja atenuados, ocres, marrones e intensos rojos oscuros avinados.

Marie había visto esos tonos en algunas zonas boscosas durante el otoño, pero en esa zona estaban en una frontera agreste, semiárida.

Ese árbol, sin embargo, no era típico de un bosque caduco. Mucho menos era un pino.

No se parecía a ninguno que hubiera visto en su vida ya que, de su grueso tronco veteado con los mismos tonos de sus hojas, salían varias ramas gruesas que se extendían, sinuosas y fuertes como brazos haciendo que el área de cobertura de la irregular copa, fuera bastante más amplia de lo habitual.

Conforme se acercaban a esa zona con el sol descendiendo por el horizonte, su tono iba resaltando cada vez más, atrayendo la mirada de Marie quien convenció a sus acompañantes de hacer su campamento cerca de el.

Cuando cayó la noche y las estrellas brillaron en el cielo, observarlas a través de los espacios de las ramas y las hojas rojizas fue casi mágico.

Ese árbol, parecía un trozo de magia ahí en la mitad de la nada y Marie se sorprendió de encontrar que una parte de su ser, se conmovía ante la vista de ese majestuoso árbol.

Incluso en las difíciles condiciones en las que se encontraban, la vida les ofrecía un breve remanso de belleza indescriptible y paz.

Uno que podía compartir con otro ser que era igual de excepcional y atípico que ese árbol.

Marie y Mylene estaban desnudas y cubiertas con las capas que habían usado desde su salida de la cabaña en las montañas, varios días atrás. Esa noche, particularmente clara y no tan fría como las de Leasath, al cobijo de ese árbol mágico, la agente pelirroja literalmente había arrastrado a Mylene para que hicieran el amor bajo su copa y después, se habían quedado abrazadas, en silencio bajo su frondoso cobijo.

Esos momentos de sutil intimidad compartida, era algo que Marie no solía hacer con sus amantes pasajeros.

Aunque en realidad, Mylene no era "su amante" en el sentido estricto de la palabra.

UltrasecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora