El amor desatado

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La recuperación de Martincito era un milagro. Apenas salió de terapia intensiva fue tomando fuerzas y apenas parecía que fue sometido a una operación de ese tipo.

Sin embargo, Alicia y los especialistas recomendaron que su recuperación total se diera en la playa.

El aire libre, el sol harían maravillas con el pequeño.

No se diga más, aseveró Alicia. La casa se la playa está a la orden de ustedes para que mi Nieto se recupere por completo.

Todos estaban en la mansión y Alicia dijo que sería una buena oportunidad para todos pasar un par de días en la playa y luego dejar allí a Yuri, Martín y el niño.

Sergio dijo que no podría ir por sus negocios, Gonzalo tampoco porque tenía que acompañar a su papá.

Así que viajaron Alicia, Miranda, Emilia, Yuri, Yaya, Martín y el niño.

La casa de la playa era una maravilla. Sus amplias habitaciones con ventanales que daban a la playa y permitían la entrada de brisa fresca y solo, era lo mejor para la salud del pequeño.

Todos estaban instalados y Yaya los llamó a cenar.

El ambiente era distendido y alegre. Alicia y Martín solo cruzaban las palabras necesarias. Desde lo que pasó en la casita evitaron el contacto y sólo hablaban lo concerniente al pequeño.

Yuri se había dado cuenta de la distancia y le preguntó a Martín.

¿Mi mamá te cae mal?

No. Cómo crees, respondió Martín. Solo que me da pena todo lo que hace por nosotros y lo que está haciendo por el niño y no ha dejado que pongamos ni un centavo.

Ay. Martín. No me vas a decir que el macho mexicano te está ganando, replicó Yuri, burlona.

No mi amor. No es eso. Pero la operación seguro costó una fortuna y tu mamá no dejó que pongamos un centavo.

Luego está la casa. No me gusta sentirme mantenido, sobre todo porque no somos pobres. Tenemos nuestros buenos ingresos, argumentó Martín.

Te entiendo mi amor, le respondió Yuri.

Cuando regresemos a México hablaré con ella y, si, una vez que Martincito se recupere debemos volver a nuestras vidas.

Dicho esto, Yuri le dio un beso tierno a su esposo y se dispuso a dormir. Ya hacia rato que el niño estaba descansando, como los demás, porque fue un día agitado.

Ve a pasear a la playa, que te mueres por hacerlo, le dijo.

Y Martín le hizo caso.

La verdad que la ubicación de la casa era de lo mejor. Tan sólo caminaban unos metros y el mar estaba allí.

Cuando llevaba rato caminando, pensando una vez más en Alicia, vio a lo lejos la silueta de una mujer que estaba en el agua. Cerca había una caseta de salvavidas.

Era Alicia.

Luego de la cena. Alicia, como siempre, acompañó a Miranda a acostarse. La jovencita no paraba de hablar de lo lindo que era su primito, que ya podría jugar un poco más con él.

A Alicia le conmovía como Miranda aún no perdía algunos modos de niña, pese a que ya estaba por cumplir los 13 años.

Miranda también le comentó que su "cuñado" Martín era el más simpático y que estaba feliz porque Yuri estaba con él.

Me cae muy bien, mami. Me parece tierno, agregó.

Alicia le dio un beso, la arropó y se despidió de ella.

DAME TU CORAZÓN (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora