El corazón de Martincito

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Todo estaba listo para la operación de Martincito. Tras varios días de espera y luego de realizados todos los exámenes, el resultado comprobó el diagnóstico inicial.

El niño padecía de una cardiopatía congénita que, por fortuna, no requería un trasplante de corazón, solo una cirugía.

Alicia fue honesta con Yuri y Martín. "La intervención es delicada, Martincito está muy pequeño y debemos prepararlo para que pueda afrontar el procedimiento", les dijo.

Lo bueno era que para el Centro de Especialidades no era desconocida esa cirugía. Lo único que tenían que esperar era que llegara a México uno de los especialistas que estaba en un congreso en los Estados Unidos.

Alicia, por ética profesional, no podía intervenir en la operación, pero sí, aseguró que estaría no solo presente, sino que coordinaría todo el proceso.

"No se preocupen", les aseguró a los angustiados padres.

¿En cuánto tiempo? Preguntó Yuri.

Si mis cálculos son correctos, en un mes estaremos celebrando que todo ha pasado.

¿Un mes? Preguntó Martín. Lo hacía no solo por la angustia de que pasara más tiempo, sino que no quería estar tanto tiempo tan cerca de Alicia.

Durante todos los días que pasaron desde su llegada, había tratado de evadir a Alicia. La excusa de cuidar al niño era perfecta. Pero, un mes era demasiado.

Martín sentía una mezcla de impotencia y desesperación, además de remordimientos. En apenas unos días se había dado cuenta de que seguía amando a Alicia, pero también amaba a su esposa.

Lo que le daba rabia consigo mismo era el amor por Yuri era realmente menos fuerte que lo que sentía por su "suegra".

Pero, ese tiempo le daba a Martín la excusa perfecta para alejarse de allí. La cercanía de Alicia era demasiada tentación. Pese a la rabia que sentía, saberla cerca le alteraba los sentidos. La deseaba tanto o más que cuando la tuvo entre sus brazos.

Luchaba entre acorralarla y poseerla, decirle que la amaba como siempre. Pero estaban Yuri y su hijo. Por eso, decidió tomarse unos días, ir a ver qué pasaba con sus negocios y regresar justo antes de la operación.

Habló con Yuri al respecto y quedaron de acuerdo. Él se fue por unos días.

Alicia también vivía su propio infierno. Menos mal que tenía la fundación, el centro de especialidades y sus múltiples ocupaciones como excusa para distraerse, además de estar pendiente de la enfermedad de su nieto.

Ella nunca había dejado de amar a Martín. Pero, hacía tiempo se resignó a no tenerlo. Es más, nunca abrigó ninguna esperanza alrededor de esa "relación" que al final no pasó de dos noches de pasión.

Sin embargo, estas palabras no la engañaban. Lo amaba, no importaba que solo hubiese estado con él por dos noches.

Esas pocas horas la curaron de años de no sentir nada, de años de infelicidad en las manos de Sergio, mucho más luego que él le mostró ese "maldito" video que, si salía a la luz, la arruinaría.

Cuando Yuri le dijo que Martín se había ido por unos días, respiró. Tampoco soportaba su cercanía. No sabía si podría controlarse para siempre. A veces sentía ganas de saltar a los brazos de Martín y decirle que lo dejaran todo atrás. "Soñar no cuesta nada", se decía.

Los días pasaron rápido. Alicia pensaba en todo esto, en su despacho, mientras uno de sus colegas le informó que estaba confirmada la llegada del especialista, para el viernes. Esto significaba que en una semana el pequeño estaría en vías de su recuperación.

DAME TU CORAZÓN (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora