Capítulo 58: No hay mal que por bien no venga.

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A la mañana siguiente abriste los ojos para ver el vestido colgando de tu puerta. Te incorporaste e intentaste quitarte el sueño de la cara antes de entrar en el cuarto de baño para comenzar tu rutina matutina.

Sin embargo tuviste la mala suerte de que, mientras te duchabas, el agua se enfrió. Tuviste que salir de la ducha, temblando, y decirle a tu madre que cambiase la temperatura del termo.

De vuelta a la ducha, terminaste la tarea sin interrupciones, pero cuando te estabas peinando se te cayó el peine, te dio en el pie descalzo y tuviste que reprimir un grito de dolor. Cuando te pusiste en cuclillas para recoger el peine viste con horror que, debajo del lavabo, se deslizaba un cienpies: un maldito miriápodo salvaje se había atrevido a aparecer ante tus narices. Del susto te levantaste lo más rápido posible, pero sólo conseguiste darte un golpe en la cabeza con el mismo lavabo. Mientras acariciabas el chichón que había aparecido en tu cabeza, no pudiste evitar pensar. ¿Pero que le pasa a mi suerte hoy?

Bajaste por fin a desayunar, y tu madre te miró con una expresión preocupada, posiblemente por los golpes que escuchó arriba y, más evidente, el chichón decorando tu cabeza. Sin embargo le dijiste que no era nada, y te sentaste a la mesa para empezar a comer, no estabas para dilemas mañaneros sin antes haber desayunado propiamente.

La noticia que se anunció en la tele, sin embargo, hizo que tu mala suerte se convirtese, de repente, en buena.

"Y anoche, sobre las once y media, se consiguió algo que parecía imposible. El famoso criminal, Donquixote Doflamingo, fue detenido a esa misma hora por la policía local de Dressrosa. Se dice que, a pesar de su indiscreta residencia, las autoridades no lo arrestaron antes porque este les estaba sobornando. Sin embargo, ahora mismo el criminal y sus secuaces se encuentran de camino a Impel Down, la famosa prisión de alta seguridad de la que se espera que no salga hasta dentro de mucho tiempo por sus crímenes. Ahora vamos con los deportes..."

Casi escupes el café, y lo habrías hecho si tu madre no hubiese estado delante. Lo que no pudiste evitar fue que, al terminar de desayunar y entrar en el salón, soltaste un mini grito, un saltito de felicidad y comenzaste un baile de la victoria.

"Cariño, ¿te encuentras bien?" Le dirigiste una radiante sonrisa y fuiste a abrazarla, por razones que no podía entender.

"Genial, mamá. Me voy a clase, que llego tarde" Saliste dando saltitos y tu madre se quedó mirando a la puerta, sonriendo. Esta niña...

"(Tu nombre), hoy te ves más contenta que de costumbre. ¿Ha ocurrido algo intenso?" Soltaste una risita y miraste a tu amiga con esa misma sonrisa, la cual parecía ser imborrable de tu cara.

"¿Ves las noticias? ¿Recuerdas que me secuestraron en Dressrosa?"

"¡Y lo pasé tan mal!" Literalmente, se te echó encima con ojos llorosos. Le sonreiste mientras acariciabas su pelo a modo de consuelo.

"Han detenido a Doflamingo" Dijiste suavemente. (Mejor amiga) se incorporó y su cara se fue iluminando a cada segundo. Dio un salto acompañado de un fuerte "¡Yay!" Parecía no importarle que el instituto entero pudiera verla, aunque no la culpabas, esa había sido exactamente tu reacción.

"¡Eso es genial, (tu nombre)! ¿Lo sabe Law?" Simplemente te encogiste de hombros, tendrías que esperar al descanso para hablar del tema con él. Se abrieron las puertas y comenzaron a entrar alumnos. Sin embargo tú, que te habías levantado con el pie izquierdo ese día, te tropezaste, sin más. Te tropezaste en suelo llano. Te caiste al suelo, y una vez comprendiste tu situación te voviste del color de un tomate. Tu amiga te miró preocupada "(Tu nombre), ¿estás bien?"

¿Me guardas un secreto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora