Capitulo VIII: decaer

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Aquellas sombras volvieron a mi sin explicacion. ¿Ganas de sangre? ¿O quizas solo para relajarme? El caso es que pense en hacerlo otra vez. Coji mi coleccion de, ahora, ocho cuchillas y las observe detenidamente. Aparte la pequeña, la de milan, la redonda, las dos de depilar y las otras dos de dos sacapuntas. Me quede con una. Prove si esa era la mas punzante. Me la pase ligeramente por la mano para comprobar. Salio un poquito de sangre. Esa era mi cuchilla. Me sente en la silla de mi escritorio y abri un cajon. Me levante el pantalon poco a poco. Sostuve el pie en el cajon y empeze la faena. Los cortes fueron de poco distancia, pero profundos. Limpie la sangre restante con la mano y la extendi sobre la pierna. Me encanta esta pequeña locura. Mi placer es muy grande. Es como estar en las nubes y poco a poco ir callendo. Me relaja al mismo tiempo que me asusta. Algo asi para otras personas no seria relajante, eso es lo que me asusta. ¿Puede que me convierta en una psicopata? ¿O homicida? ¿O tal vez una persona normal con gustos raros? No me gustaria ser la rara de nuevo. Me gusta la locura y la discreccion, cosas que se contradicen mucho, pero a la hora de la verdad, se como usar los dos casos.

Secretos entre hierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora