—¡Jungkook! ¡No corras con eso, por Dios santo!
La señora Jeon lo regañó por tercera vez, y eso que Jungkook no era un chico por el cual deba levantar su voz, pero ese día pasaba algo.
Era el cumpleaños del niño, justamente por eso se encontraba tan hiperactivo.
Había jugado con su pelota dentro de la casa y casi rompe uno de los jarrones más bonitos que tenía su mamá, luego de haber jugado en el patio olvidó quitar sus zapatos embarrados de lodo y manchó el suelo.
Por último, la razón del regaño reciente era porque la señora Jeon había comprado unas cuantas cosas con pólvora para que al final del día las encendieran en el patio con supervisión, pero Jungkook había tomado una de las cajas de la mesa y se puso a correr por toda la casa hasta que un golpe al suelo lo detuvo y por fin se pudo quedar quieto.
Jimin veía la escena con una pequeña sonrisa, admirando cada acto del chico con detalle mientras ayudaba a ambas mujeres a inflar las bombas para la fiesta de su amigo.
Jeon se sentó al lado de él, sintiéndose ofendido por haber sido regañado pero reconocia en cierta parte de sí mismo que sí merecía el regaño de su madre.
Las horas pasaron y cayó la noche, en la sala y el comedor de los Jeon estaban las personas esparcidas en todos lados, y más que todo destacaban familiares.
Sus primos y sus amigos con edades similares a la de él corrían de aquí a allá, menos Jimin, que se quedó sentado en el sofá al lado de su padre mientras que él hablaba con otros señores que no había conocido en su corta vida.
A la hora de partir el pastel, todos rodearon la mesa dejando a los niños adelante para que observaran.
Jungkook estaba muy feliz al ver que sus velas eran de esas que parecen un volcán, que las encendías y tardaban unos segundos en apagarse, y en medio de ellas había una vela normal en forma del número nueve, pero más feliz estaba al ver al pequeño rubio con la boca algo abierta por la impresión que le causó las velas.
—Minnie, ven aquí.
Las miradas de los niños cayeron en él y los nervios salieron a la luz, su madre le dio unas palmadas en la espalda para que fuera al lado de Jungkook y segundos después ya se encontraba frente a todos los invitados.
Cantaron en unísono el cumpleaños feliz y terminaron con un aplauso.
—¡Muchas gracias a todos por venir a mi cumpleaños! —agradeció y se acercó a Jimin —Sopla las velas conmigo. —susurró en su oído.
El chico algo desorientado asintió y ambos soplaron las velas. Comieron pastel mientras sonaba la música de fondo y los adultos se apoderaban de la sala moviendo los muebles para crear una pista de baile improvisada.
Horas después, antes de terminar la fiesta, todos los invitados se dirigieron al patio por aviso del señor Jeon, el padre de Jimin y otros familiares de Jungkook ayudaron a preparar la pólvora para lanzarla.
El pelinegro, por su parte, notó desde que salieron a su amigo algo inquieto. Preocupado, se acercó a él para verificar cómo se encontraba en realidad.
—¿Qué te pasa? —preguntó el cumpleañero —¿Te aburre la fiesta? Si quieres podemos decirle a...
—¡No es eso! —interrumpió rápidamente —E-es solo que le tengo miedo...
—¿Miedo? ¿A qué le tienes miedo, Jiminie?
—A los... —y no pudo terminar porque el primer cohete estalló en el cielo, su pequeño cuerpo se encogió y agachó su cabeza, cubriéndose con sus manitas.
Jungkook vio la explosión fascinado, con su típica sonrisa y con su brillo característico en los ojos, cuando volteó su mirada de nuevo a su amigo lo vio demasiado indefenso, su cuerpo temblaba y al alzar su mirada sus ojos se encontraron. Jimin estaba llorando.
Eso bastó para comprender. Jimin le temía a los fuegos artificiales.
Inmediatamente todo lo que pasaba a su alrededor quedó en segundo plano, su prioridad era el pequeño rubio frente a él.
Tomó su mano y se dirigieron nuevamente a la casa, pasando desapercibido por todos al estar mirando hacia arriba. Siguieron su recorrido, la sala, las escaleras y el pasillo hasta dar con la habitación del chico y cerró la puerta, repitió la acción con su ventana y la cortina.
—K-Kookie, ¿Qué haces?
—Cuidándote, Minnie. —no dejó que terminara y lo llevó debajo de sus sábanas antes de que estallara el siguiente cohete —Nos quedaremos aquí hasta que terminen.
—P-pero es tu cumpleaños, debes estar allá afuera.
—No importa, primero estás tú.
Dicho eso, acomodó al chico en su regazo y puso la cabeza rubia en su pecho. Un estallido se escuchó afuera y el chico se sobresaltó, Jungkook lo cubrió con sus brazos, acariciando sus cabellos dorados con delicadeza mientras tarareaba una melodía cualquiera para calmarlo.
No saben cuánto tiempo estuvieron de esa manera, en su pequeña cueva no había noción del tiempo, por cada explosión que escuchaban el pelinegro dejaba un beso en la cabeza de Jimin y decía que todo estaba bien, hasta que llegó al punto en el que ambos dejaron de escuchar los fuegos artificiales y su entorno en general.
Minutos después, los invitados poco a poco fueron abandonando el lugar. Los padres de los niños buscaron a sus hijos por algunos lugares de la casa, la señora Park y la señora Jeon tuvieron la misma idea y revisaron la habitación de Jungkook.
Encontraron las sábanas revueltas y un pequeño bulto resaltando en la cama, lo descubrieron con cuidado y ahí hallaron a sus hijos durmiendo: Jungkook abrazando a Jimin y este último aferrándose a él sin quererlo soltar.
Con una sonrisa en sus rostros, dejaron descansar a sus hijos y salieron a ordenar la casa, estaba hecha un desastre.
Jimin escuchó cuando cerraron la puerta y solo restregó su cabecita en el pecho de Jungkook, estando completamente cómodo y por primera vez en su corta vida quiso ver fuegos artificiales.
No para verlos solo, quería verlos junto a Jungkook.
🍪🍪🍪
(No olvides dejar tu voto 💜)
(ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧✨
ESTÁS LEYENDO
La inocencia de un chico [ Kookmin ]
FanfictionEl amor y la inocencia de un niño es hermosa, ¿no? "Kookie, me gustas." Sin problemas ni inconvenientes, pero... ¿Podrá decir eso una vez que deje de ser un niño y vea la realidad de las cosas? "¿Por qué siempre besas mi frente, Kook?" "Porque te q...