日没 Nichibotsu | Mitsuya Takashi

Koi No Yokan

«La sensación que se tiene, al conocer a una persona, de que te enamorarás irremediablemente de ella».

◦ ━━━━━━ ◦ ✾ ◦ ━━━━━━ ◦

Esa tarde, el club de costura había terminado y Mitsuya caminaba hacia su casa en compañía de Hakkai, ya que éste le había prometido a Mana y Luna que cenaría con ellas. El sol todavía se mantenía en el cielo, por lo que todavía alumbraría por un rato más.

A pesar de esto, una pelea se estaba gestando en las cercanía; ambos muchachos se dieron cuenta de ello por los gritos animados que no alcanzaban a ser ahogados por el sonido de unos cuantos motores que parecían haber llegado. Nada podía apagar el ruido de la desesperación de quienes iban perdiendo.

Lo curioso no era sólo el desarrollo de una pelea a plena luz del día, sino que de la treintena de chicas que parecían estar involucradas, la mayoría se encontraba en el suelo o levantándose con dificultad. Al fondo, una fila de motocicletas blancas se mantenía en silencio, al igual que sus ocupantes masculinos.

Aquello inquietó a Mitsuya: no era usual que hombres se metieran en peleas de pandillas de mujeres.

—¡Fukuda, te voy a matar, maldito cobarde! —gritaba una muchacha. Era alta y de cabello castaño, con mechones rubios cayéndole sobre la frente. Acababa de golpear a una chica y estaba inmovilizando a otra, sujetando su mano tras su espalda—. ¡Ven aquí y enfréntame si eres tan valiente, hijo de puta!

—Lo siento, Sato-chan, no eres mi tipo —respondió el otro, riéndose junto a sus compañeros—. Tu amiga, por el otro lado... Me parece más interesante.

Hakkai le señaló a Mitsuya a la chica que se encontraba más adelante peleando. Su cabello rubio desordenado era todo lo que podía ver de ella además de su uniforme negro, el mismo que compartía con aquella chica que había gritado y una tercera que se encontraba cerca de ellas. De alguna forma, sus uniformes oscuros destacaban en la multitud de coloridas vestimentas usadas por sus rivales.

Si se apresuraba a juzgar la situación, Mitsuya diría que aquellas tres chicas estaban solas en contra de la treintena rival. No eran extrañas las encerronas hacia bandas rivales, él mismo había sido acorralado en más de una ocasión aunque, por supuesto, no era su situación favorita. 

Pero ¿qué tenían que ver esos chicos en todo el asunto? Mitsuya tenía un mal presentimiento.

Una chica atacó a aquella que Hakkai le había señalado con un bate en la mano, pero esta última esquivó su ataque, con una hábil maniobra le quitó el bate de las manos, y de una patada la mandó al suelo. Amenazante, levantó el bate hacia las que venían hacia ella, retándolas a acercarse.

A su lado llegaron las otras dos chicas con las que compartía uniforme, listas para cubrirle la espalda cuando otras mujeres comenzaron a levantarse y buscaron atacarla. La tercera chica, con un llamativo cabello rosa, propinó golpes mas duros que su acompañante, a pesar de ser bastante más baja que la castaña.

El asunto parecía estar concluido cuando, al cabo de unos minutos, no quedaban chicas de la banda rival dispuestas a luchar. Las tres de uniforme negro habían triunfado sobre un ataque diez veces mayor a su número. O eso pensaban, porque uno de los chicos de las motocicletas blancas le arrojó algo a una chica que estaba cerca, y ésta corrió el dirección a aquella que más golpeas había propiciado.

Un grito desesperado surgió desde aquella de rosada cabellera, y el cabello rubio de la muchacha aludida se agitó con violencia, a tiempo para esquivar una navaja que se había acercado a su rostro. El bate que antes sostenía en la mano se perdió en el intercambio de movimientos, pero fue una patada de ella la que finalmente golpeó la mano de su atacante, mandando el arma a volar. Lo siguiente fue un golpe del puño en medio de su rostro, dejando tirada a la chica en el suelo.