Vacío

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-¿Está seguro, doctor? -La voz de Natsuki Oikawa sonó nerviosa luego de un largo e incómodo silencio.

Y a pesar de que Tooru los escuchaba perfectamente bien, de pronto se sintió ajeno a la conversación. Estaba demasiado aturdido para reaccionar o intentar pensar con claridad porque, definitivamente, lo que ocurría seguro se trataba de una horrible pesadilla.

-No hay ningún error, señora Oikawa -señaló el hombre sentado frente a ellos, mientras verificaba la carpeta metálica que sostenía entre sus manos.

-¿Hay alguna posibilidad de un falso positivo?

-Me temo que no -Si bien fue lo bastante educado para intentar disimularlo, Tooru notó cierto dejo de lástima en su tono de voz. Y pese a contenerse en pos a las buenas formas, eso no restó el hecho de que tal detalle lo hizo enfurecer-. Las pruebas que realizamos hace una semana son confiables y exactas. Por ende, todo indica que su hijo es un omega.

Natsuki le dirigió una mirada repleta de preocupación a Tooru. A pesar de que se había mantenido en silencio durante los últimos diez minutos, lo conocía bastante bien y apostaba que tal noticia le cayó igual que un pesado ladrillo sobre la cabeza, ya que lucía aturdido, pálido y tenía mal semblante. No era para menos, concluyó inquieta. Habían recibido una noticia inesperada e impactante a la vez.

-¿Qué debemos hacer ahora?

-Primero me gustaría saber si cuentan con antecedentes de omegas en su familia.

-De mi parte solo alfas, mi esposo tiene algunos parientes cercanos betas. Ningún omega que sepamos.

-Quizá sea normal en este caso -explicó meditabundo-. Según mi experiencia, cuando entre los géneros secundarios en una misma línea familiar solo predominan alfas y betas, con el tiempo se desarrollará alguna "ramificación" natural de subsistencia que garantice la preservación del linaje base -hizo una pausa antes de continuar-. Tooru es un omega dominante, señora Oikawa. Son inusuales y a partir de ahora les será preciso tener sumo cuidado con sus ciclos de celo.

A Tooru le temblaron las manos.

Cierto que aquel tipo de información solía ser de conocimiento general entre la población, incluso en clases de biología básica explicaban a groso modo cómo funcionaban las jerarquías y todo cuanto ello implicaba. Además, Tooru ya era lo bastante mayor para entender los trasfondos reales tras una realidad que nunca antes le pareció tan aterradora. Sabía de antemano que un celo fuera de control le acarrearía múltiples riesgos y problemas si no era precavido, pues cualquier alfa sería capaz de someterlo aprovechándose del momento y él no se resistiría porque su cuerpo dejaría de pertenecerle gracias a las hormonas, la necesidad y el instinto.

Ante tal pensamiento, Tooru sintió que la sangre le hervía de rabia e impotencia.

-¿Los inhibidores funcionarán?

-Gracias a su condición dominante, no podría asegurarlo con certeza -señaló-. Escuche, quizá no sea lo más ortodoxo y tampoco es muy profesional de mi parte recomendarlo, pero tal vez lo mejor será que una vez cumpla la mayoría de edad, encuentren un alfa apropiado con el cual pueda enlazarse cuanto antes.

-¿Enlazarse? ¡Es demasiado joven para eso! -objetó ella reticente.

-Comprendo, señora Oikawa. Aun así, recordemos que un omega dominante es muy diferente a un omega común; sus ciclos serán inestables y erráticos hasta que encuentre un equilibrio con o sin la ayuda de supresores. En cambio, una vez esté marcado, solo será susceptible a las feromonas de su alfa y estará a salvo.

-En realidad un alfa no es esencial, ¿cierto? -Tooru intervino de pronto en tono displicente a la vez que sonreía sin gracia-. Solo deme los malditos inhibidores y asunto arreglado. Tengo una vida, ¿sabe? Me rehusó a renunciar a ella por esta estupidez.

-¡Tooru! -Su madre le reprochó en advertencia.

-No lo entiendes -Negó el médico resignado-. Los supresores pueden ayudarte a mantener un ciclo estable y, en el mejor de los casos, neutralizar tus celos casi por completo. Sin embargo, su uso prolongado te causará terribles estragos hormonales a la larga. Incluso puede que al inicio y mientras tu cuerpo se ajusta, no funcionen como corresponde.

-¿Sería posible recurrir a otros métodos? -preguntó Natsuki.

-Algunas compañías elaboran collares especiales para omegas -Tooru apretó la mandíbula hasta que los dientes le rechinaron-. En casos extremos, evitarían que un alfa te marque y seas enlazado contra tu voluntad.

El adolescente dejó escapar un bufido repleto de sarcasmo.

-¿De eso se trata? ¿En serio van a ponerme correa igual que a un perro? -Se burló tras levantarse abruptamente-. Vaya mierda.

Incapaz de seguir ahí dentro porque tenía la sensación de que iba a asfixiarse en cualquier segundo, abandonó el consultorio sin importarle los gritos de su madre, quien le pidió volver cuanto antes.

No lo hizo.

Necesitaba aire fresco o de lo contrario terminaría por caer a un vacío del cual ignoraba si lograría salir, porque todo su mundo se había ido al demonio en un segundo e, inevitablemente, nada podría cambiarlo.

***

¡Hola y bienvenidos a Gravedad! Muchas gracias por darle una oportunidad a esta historia. Es mi primer fic IwaOi y Omegaverse. Realmente espero que les guste mucho.

¡Saludos!

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