Capitulo 24.

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Eduardo se acercó a Erika, la tomo de la cintura y la beso, no dejo que ella dijera nada, sólo quería sentirla, tenerla, la necesitaba demasiado, poco a poco las caricias fueron siendo más intensas, los dos se necesitaban, Erika hizo a un lado el orgullo y se dejó llevar por el amor que él despertaba en ella cada que lo tenía cerca, no podían negarlo se amaban, Eduardo la atrajo más hacia su cuerpo e hiso que ella enredara sus piernas en su cintura y poco a poco la penetro con todo el amor del mundo, Erika se sintió feliz al tenerlo entre sus brazos, al sentirlo suyo, poco a poco Eduardo se fue moviendo y ella se agarró de los hombros de el para hacer más rítmicos los movimientos, los gemidos no se hicieron esperar, sus respiraciones eran cada vez más inestables, las embestidas aumentaron aún más y ambos llegaron al orgasmo que los hiso perderse en su mundo, unieron sus frentes y se regalaron una sonrisa cómplice, se quedaron abrazados hasta que lograron recuperarse y Eduardo la beso, nadaron hasta la orilla y se quedaron sentados abrazados disfrutando del momento.

Eduardo: me hacías tanta falta mi amor, no podía estar un sólo día más sin ti (la estrecho más entre sus brazos)

Erika: y tú a mí (le acaricio el pecho) hay Lalo te necesitaba, mi cuerpo pedía a gritos tus caricias (dejo escapar algunas lágrimas)

Eduardo: no llores amor (le limpio las lágrimas) necesitamos hablar

Erika: creo que este no es un buen lugar para hablar no crees (sonrió)

Eduardo: lo siento pero no pude contenerme al verte así como tantas veces te he visto (le dio un pequeño beso)

Erika: ojalá nadie nos haya visto, aunque saben que cuando yo vengo a nadar nadie puede venir aquí

Eduardo: más les vale, porque si alguien te anda espiando soy capaz de matarlo

Erika: hay no digas locuras (lo miro) mejor vamos a vestirnos para regresar a la casa de mi tía, ahí podemos hablar tranquilos

Se salieron del lago para vestirse y partieron rumbo a la casa de la tía Alma, Erika no se miraba bien del todo, se veía muy débil y aunque había sido muy feliz hacia unos minutos su rostro reflejaba un poco de cansancio.

Alma: vaya los tórtolos ya regresaron (los miro)

Erika: si tía, podrías decirle a Lolita que lleve café a la terraza para Eduardo y para mí, tenemos muchas cosas de que hablar

Alma: claro hija (asintió) por cierto llamo Martha, que cuando puedas te comuniques con ella

Erika: está bien (asintió) vamos Eduardo

Eduardo: compromiso señora (sonrió)

Alma: adelante


En la Ciudad de México.

Marjorie: no puede ser, no pudiste haberme dejado ni jugado de esa manera conmigo Eduardo (furiosa)

Sebastián: Marjorie, tu sabias que no te amaba, tu eres una mujer inteligente y muy hermosa no te amargues la vida

Marjorie: me dolió en el orgullo, pero Erika no tiene la culpa es el sólo el, pero no le deseó ningún mal (sincera) creo que ya ha sufrido lo suficiente como para yo hacerle la vida de cuadritos

Sebastián: vez eres increíble, que te parece ir a comer conmigo y Araceli

Marjorie: claro vamos, pero espero que los medios de comunicación no nos ahoguen con tantas preguntas (hiso pucheros)


Por otro lado.

Carolina: maldita sea de nuevo ella, (bufo) pero si lo hice una vez puedo hacerlo de nuevo, esto no te lo perdonara Erika aunque te amé tanto Eduardo

DEL ODIO AL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora