CAP1.- SARDINAS ASADAS

62 5 8
                                    

-No.-exclamo Leslie.

- ¿ Pero, porque no?-preguntaron los padres de Leslie.

- Grrr...-refumfuñó Leslie.

Era una mañana de lluvia, esas comunes de primavera cuando Leslie iba junto a sus padres rumbo a Dyea , un pequeño pueblo al sur de Liverpool no muy conocido en los mapas ni oído en el mundo, ya que no tenía nada más que 45 habitantes y de esos solo 21 permanecían durante todo el año.

Dyea era un pueblo bastante marginal alejado de las luces de la ciudad, de los ruidos de la multitud y de los olores de los gases industriales que perfumaban todas las ciudades.

Dyea tampoco era un punto de turismo ya que lo único por lo que merecía  sacar la camara del bolsillo, era por el antiguo y gran faro Drisells construido en 1534, pero su constructor se esconde tras las sombras.

Tras pasar 4 horas de viaje al final llegaron a Dyea. Al llegar ,ahí se encontraba su tía Margaret con su bastón de madera esperandoles ante la puerta de su vieja casa de madera con  una alcantarilla de metal oxidado al lado que ponía 'Drisells'. Leslie pasó todo el camino de morros ya que  pasar todo el verano o más bien otoño ya que en Dyea las estaciones cambian de posición, en aquella casa con su tía se le hacía muy aburrido y además toda la casa apestaba a sardinas podridas.

Cuando sus padres se despidierón Leslie no les miro con aprecio ni siquiera se despidío de ellos, estaba dolida porque no le habían dejado ir junto a su hermana Elisabeth a Washington por motivos de edad. Por lo que se adentro en casa de su tía sin ni siquiera decir un simple adiós.

Cuando sus padres se adentraron en la espesa niebla hasta desaparecer  en el vacío del atardecer su tía Margaret se adentro en casa y recibió a Leslie con la mejor sonrisa que le salió y le ofreció algo para comer.

- ¿Que te apetece tomar? Me imagino que estarás hambrienta después del largo camino que habeis recorrido- pregunto su tía con dulzura.

- No, gracias ya he picoteado algo durante el camino- mintió Leslie.

A Leslie se le hacía muy difícil sentirse como en casa y mucho más con el tufo de sardinas podridas que perfumaba toda la casa. Por lo que intento buscarse cualquier excusa para poder salir de esa casa tufada de sardinas pasadas.

- Me voy un momento a pasear por el pueblo- exclamó Leslie casi sin aire en sus pulmones por el tufo de las sardinas.

- De acuerdo pero no te alejes mas allá del puente Driness-le advirtió Margaret con la voz dulce pero con la mirada desafiante.

Al salir de casa Leslie no entendía a que venía esa mirada desafiante de su tía ,ya que no entendía porque no le dejaba cruzar el puente Driness ya que detrás de él solo se encontraba la única cosa por lo que no se arrepentía de haber ído ahí: El gran faro Drisells.

Leslie decepcionada, se apresuro a su límite de visita que era el puente Driness y de ahí contemplo el faro. Era espectacular. Su amplitud, su altura, un verdadero regalo para la vista aunque no estuviese en funcienamiento desde hacía  ya décadas. Se pasaría años contemplandolo pero la lluvia fue quien le puso los pies en la tierra haciéndole despertar a la realidad para que regresase al 'Templo de las Sardinas podridas'.

 Al llegar  a casa el tufo de sardinas podridas era mayory la mesa ya estaba servida.

Leslie no se sorprendio al ver el menu porque por el olor era evidente: sardinas asadas.Puso cara de asco pero decidió sentarse y mostrarse apetitosa ya que oyó a a su tía bajar por las escaleras.

-Oh, vaya se te ve apetitosa- exclamó su tía sorprendida.

-Sí, muchísimo-contestó Leslie lo más disimuladamente que pudo mostrandole una sonrisa.

-Bueno....espera voy a limpiarme las manos- contestó Margaret.

Cuando Margaret se encamino hacía el lavabo Leslie vió que tenía los zapatos mojados y llenos de barro  por lo que cuando volvío no tardo en preguntarle a dónde se había ído en su ausencia.

-¿Dónde has estado tía?-pregunto Leslie intrigada.

-En ninguna parte. He estado  aquí asandó las sardinas.-dijo su tía con tono improvisativo.

- ¿Y entonces porque tienes los zapatos mojados?.pregunto de nuevo queriendo saber que tramaba.

- Ahh, es que los he estado limpiando-contestó un poco mosqueada.

- ¿Y para que te los pones para andar por casa si además no se han secado y estan llenos de barro?-pregunto Leslie con tono más vacilón.

- Es que mientras que venías les he estado quitando las manchas pero no me ha dado tiempo a limpiarlas del todo porque has venido antes de lo previsto-contestó con tono desafiante.

-  Bueno ya basta de preguntas absurdas y haz el favor de empezar a comer las sardinas.- le dijo nerviosa. Era obvio que se  sentía incómoda y que quería cerrar el tema.

Leslie cerró el tema pero estaba claro  que Margaret no había estado limpiandose los zapatos en su ausencia, algo tramaba.

Después de haber hecho un gran esfuerzo para comerse aquellas sardinas, Leslie se encaminó directamente  a su pequeña habitación para que su tía no notase el dolor de tripas que le habían causado  aquellas sardinas tan horripilantes . Por lo que se tumbo en la cama y no tardó en dormirse.

Mientras que Leslie estaba infiltrada en su sueño soñando que se encontraba en Washington con sus padres y su hermana,  derrepente una extremecedora luz le  despertó en plena noche.

Desde la puerta le entraba una luz rojiza y derrepente oyó unos pasos apresurandose hacia su puerta. Pudo oír el chirrido de la puerta mientras se abria . Notó como si alguien le miraba. En ese momento Leslie se hizo la dormida. Cuando aquella sombra se alejó pudo oír como bajaba por unas escaleras  pero  derrepente ¡Pum! una puerta se cerro devolviendo el silencio absoluto.

Leslie asustada e intrigada salió de su habitación y fue a apresurada a la habitación de su tía. Pero Margaret no se encontraba en su ahí. Las sabanas estaban abiertas . ¿A donde habría ído? ¿Habría sido ella la misteriosa sombra y la que había cerrado la puerta con semejante brusquedad?

Leslie volvió a su habitación asustada pero derrepente algo le hizo tropeza. Entonces se  agachó pensando que sería una tabla salida pero no fue una tablasalida lo que se encontro sino que un amuleto. Sí un amuleto de oro con las iniciales A.M. Leslie intentó abrirlo pero no pudo. Puesto que aquel amuleto tenía una cerradura ¿que escondería?

                                                    


Leslie Cooper y el misterio del faro DrisellsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora