1. Esta realidad

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-Vamos a estar bien...

"¿Y por qué veo lágrimas en tus ojos?"

-Ya puedes descansar.

"En casa, hace frio aquí"

"Llévame con mi niña, llévame con Morgan"

"Verla a los ojos por última vez"

-¡Morgan!- Exclamo a la par que habría los ojos. Tardo en acostumbrarse a la luz de su entorno y llevo una mano a su rostro para darse cuenta que sudaba frio a causa de la pesadilla.

No era extraño para él despertar de aquella manera, mas nunca se acostumbraría a los sentimientos que le proporcionaba al padecer continuamente esos horribles sueños, cada vez le costaba más cerrar los ojos durante míseros minutos. La angustia, el miedo y el dolor siempre lo estuvieron acompañando desde los acontecimientos en Afganistán pero había algo diferente en esta pesadilla, se sintió muy real, como un recuerdo y uno que no quisiera retener en la memoria por el resto de su vida.

-¿VIERNES que hora es?- Pregunto al aire con su mano todavía pegada a su cara. Como no obtuvo respuesta volvió a preguntar pero, esta vez, se aseguró de mirar bien en donde se encontraba, hasta que se percató de un no tan pequeño detalle:- ¡¿Dónde estoy!? ¡Esta no es mi habitación!- Exclamo con sorpresa, ya que efectivamente no reconocía el lugar. El aspecto que tenía parecía sacado de la edad media e incluso no parecía haber ningún interruptor de luz, ningún rastro de la tecnología que él conocía tan bien.

-Anthony veo que has despertado- Aquella voz fue acompañada por el rechinar de la puerta al ser abierta. Unos ojos azules acerados lo miraron con paciencia, esperando a que le diera alguna señal positiva o negativa, pero Tony solo pudo sostenerle la mirada con un millón de preguntas y sentimientos alborotándole los pensamientos.- Anthony parece que viste un fantasma, me estas asustando.- Declaro dejando la bandeja con comida que traiga consigo y que el genio no noto hasta que la dejo en el velador.

-¿Nat?- Le costó articular su nombre, le costó creer que la espía se encontraba justo al lado de la cama en donde él reposaba. Se veía más joven de lo que recordaba, como si recién hubiera cumplido los veinte años pero lo que más llamo su atención fue su cabello, no poseía su característico color rojizo, sino un rubio dorado que brillaba con más intensidad bajo la luz del sol.

-No pensé que llegaría el día en el que al fin decidieras tutearme- Dijo ella con una media sonrisa- Si aquel golpe era la clave, te lo habría dado hace tiempo- Finalizo acompañando sus palabras con una silenciosa risa.

-¿Volviste de la muerte y esto es lo primero que me dices? ¡Clint nos aseguró que te sacrificaste por la gema del alma! ¡Te creímos muerta y ahora estas aquí parada frente a mí, hablando de cosas insignificantes!- Tony no quería alterarse, no quiso parecer un maniático a quien olvidaron medicar pero la situación no ayudaba, tenerla cara a cara no ayudaba.

-¡Anthony cálmate!- Grito con una firmeza que dejo mudo al contrario, obligándolo a tragarse todo lo que le faltaba por decir.- No sé quién es Clint, ni porque mi muerte se relaciona con un alma en una gema o como sea, ¡pero si se que estas alucinando cosas!- Hizo énfasis en lo último, para luego sentarse en los pies de la cama.- El doctor dijo que fue una suerte que no hayas tenido contusiones graves pero no creí que te afectaría tanto- Ella no dejo de observarlo con preocupación, una genuina preocupación, que logro ponerlo en alerta. Natasha no mentía, lo sabía porque la conocía bien. A pesar de que fue entrenada para ser la mejor mentirosa, entre otras cosas, al final seguía siendo tan humana como cualquiera y con los años aprendió a leerla. Se podría decir que Tony es la segunda y última persona que logro descifrar el enigma que traía, la espía, como personalidad. Ya que el primero fue Clint, claro está.

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⏰ Última actualización: Oct 28, 2022 ⏰

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