De la nada, Atsumu lo besó mientras apretaba sus mejillas, haciéndolo separar los labios para comenzar a jugar con su lengua. Realmente era un zorro astuto.
—Tsumu, ¿Qué crees que estás haciendo?
Preguntó Osamu todavía agitado tras aquella acción, intentando recuperar el oxígeno. Eran hermanos. Sabía que estaba mal, pero, demonios, ¿entonces porque era tan jodidamente caliente ese hombre?
Sin que se lo pidiera, el rubio se quitó el cinturón y se bajó la bragueta, acompañado de sus pantalones que bajó hasta las rodillas; pegó su erección descaradamente, meciendose de arriba a abajo contra su propio hermano.
De un tirón entró en él, poniendo sus manos al lado de los cabellos cenizos, mirándolo con diversión, mientras movía sus caderas de forma sublime.
—Samu, eres tan lascivo.
El tan imponente como siempre, se postraba desde arriba como si no le costara nada mantenerse en una posición perfecta de 90° aunque después de todo seguía siendo un deportista de alto rendimiento, y a la vez lo penetraba con esmero. Gimiendo en voz alta aquél apodo que decidió darle a su gemelo a los 10 años, su mano se dirigió a la boca del contrario, metiendo dos dedos, los cuales fueron succionados al instante por Osamu.
Instintivamente este intentó cerrar los ojos, pero no se le fue permitido.—Samu, mírame.
Rogó.
Osamu lo miró y comenzaron a besarse con una fuerza y pasión descomunal. Estando a solas, era todo lo que Atsumu necesitaba para perder el control, ya que, con Osaumu, no era algo que necesitara.
Quién diría que un viaje de negocios haría que los hermanos dejaran a un lado la poca consideración que se tenían.
La ropa fue dejada en la cama, aún lado de sus cuerpos desnudos que se pegaban más y más, arrancando dulces gemidos de la boca de su hermano. Jamás se habría imaginado que amaría tanto esos sonidos tan lujuriosos que salían de la boca del rubio; y mentiría si dijera que nunca se había imaginado en esa situación.
Besando apresuradamente cada rincón del cuerpo del peligris, dejando mordidas y perdiéndose en sus labios de tal forma que sentían que todo al rededor desaparecía.
Obligado por el menor para hacer un cambio de posiciones, disfrutó de tenerlo sentado sobre él.
Se movía de forma tan experta, con las manos apoyadas en el cuerpo de Atsumu para facilitar sus movimientos.—Maldita sea, Samu, ¿dónde aprendiste a moverte así?
Dijo entre jadeos.
—Nunca lo había hecho. -contestó.—Simplemente me aseguro de hacer todo lo que soñaba contigo.
Su voz sonaba más ronca de lo normal, causando que el rubio se sonrojara de nuevo.
Se disfrutaron uno del otro. En tantas posiciones, dejándose llevar por ese pecado que los absorbía desde dentro y que sabían que estaba mal de tantas maneras.
Se disfrutaron, perdiendo la noción del tiempo, perdiendo la invitación a la cena de sus excompañeros del Inarizaki.
Los temblorosos cuerpos de los Miya yacían juntos, Osamu acariciando el pecho de su hermano mientras este acariciaba su espalda, dibujando círculos.
Ambos sonrieron de forma disimulada al recordar los graves gemidos que salían de ambas bocas al unísono.
—Pediré algo a domicilio.
Murmuró Osamu mientras se movía de la cama, y con las piernas todavía temblorosas se acercaba hasta su celular.
Desde las sábanas, Atsumu admiraba el cuerpo de su gemelo; con todas esas marcas, zonas ligeramente rojas y las mordidas que se extendían por todo su cuerpo.
¿Que habían hecho? Ambos soñaron millones de situaciones así durante los últimos años, ¿y eso hasta donde los llevó?
Simplemente cruzaron la invisible y delgada línea que ningunos hermanos deberían siquiera tocar.
Pero no estaban arrepentidos.
Estaban totalmente satisfechos con sus acciones, porque a final de cuentas, ambos eran unos pecadores.
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𝐒𝐈𝐍𝐍𝐄𝐑𝐒 ╎#HQRareshippFest
FanficYou're no good for me Baby, you're no good for me You're no good for me But baby, I want you, I want