---𝓡𝓮𝓯𝓾𝓰𝓲𝓸---

Capítulo 18

De los veinte Youngbloods que bajaron al planeta, fue un alivio que solo unos pocos de ellos no sobrevivieran. Un total de trece guerreros aún estaban en pie cuando los Ancianos señalaron un transporte desde la ciudad abovedada, donde sus relaciones con los nativos prometían buenos oficios después de la derrota de los Tik-pyak. Lex se enteró de que la armadura chapada no solo era Similar a la armadura que llevaban, pero en realidad se derritió y se usó en el proceso de fabricación de su equipo. Armaduras, armas e incluso partes de la nave se hicieron fusionando las placas del Tik-pyak con otros metales que se encuentran en varios planetas, incluida incluso la Tierra para producir el acero más indestructible, hasta ahora Lex solo había visto la sangre de kainde Amedha hacerle algún daño real.

La carne del gusano de la muerte también era valiosa. Se consideraba un manjar entre los nativos, pero rara vez se buscaba debido al peligro que implicaba obtenerlo. Si bien los Yautja guardaron la mayor parte de la carne para sus propias reservas durante su viaje interestelar, llevaron buenas porciones de ella a los nativos para comerciar con otros tipos de alimentos como frutas, verduras e incluso algunos bocadillos que se parecían a los dulces.

Lex se sentó en una roca en una especie de parque bajo la cúpula. El suelo estaba cubierto con gruesas capas de una sustancia similar al cemento y una rejilla de metal para proteger contra el ataque de un gusano de la muerte. Los Ancianos se le habían acercado después de que sus compañeros de equipo finalmente la habían rechazado y le habían dado una buena charla larga sobre lo arriesgado, por muy efectivo que hubiera sido, su golpe mortal. Podría haber sido asesinada, eso era un hecho, y la única razón por la que lo había logrado era por su pequeño tamaño.

Wrath le advirtió que no pensara que podría salvarla en cada cacería, mientras que Crusade hizo un punto claro de no querer que ninguno de los otros Youngbloods imitara su comportamiento imprudente. Javelin, que se quedó sin nada más, le preguntó sobre la posibilidad de que su plan no funcionara, y qué habría hecho entonces.

Pero a pesar de la reprimenda, los tres Ancianos la felicitaron por su parte en derribar a la terrible bestia. Ahora Lex se sentó sola, descansando y bebiendo de su cantimtina de agua fresca filtrada, sintiéndose bastante lograda, y finalmente comenzando a sentirse realmente cómoda con su nueva vida. No lo había pensado mucho en su tiempo desde que dejó la Tierra, pero la nave Yautja era su hogar ahora, y después de hoy, y su lucha con los Tik-pyak que le valió el respeto de sus compañeros Youngbloods, el humano finalmente estaba comenzando a sentir que pertenecía allí.

Los pasos sonaron detrás de ella. Scar le acarició el cabello cuando pasó y se acercó para sentarse a su lado. Observaron juntos el cielo oscuro; la ciudad abovedada tenía algún tipo de aire acondicionado que mantenía el lugar a una temperatura fresca constante, pero la cúpula en sí estaba completamente a través de la vista, por lo que las estrellas comenzaron a brillar a plena vista.

Lex se apoyó contra Scar, sintiendo su aliento mientras su pecho subía y bajaba con cada uno, y escuchando su ronroneo. "Fuiste muy valiente hoy". Dijo con una sonrisa.

"Yoo tu". Él respondió, envolviendo un brazo alrededor de su hombro.

Los ojos de Lex comenzaron a caer. Ella había querido que su comentario iniciara una conversación, pero simplemente estaba demasiado cansada, "Gracias ..." Murmuró. Scar dijo algo, pero ella ya estaba a la deriva en sus brazos. Había algo en la fuerza natural de Yautja que hacía que Lex se sintiera completa y completamente seguro, sin importar cuán extraño y hostil pudiera ser este mundo. Ella sintió que podía estar allí con él para siempre, sabiendo por supuesto que él nunca dejaría que ningún daño le viniera, si lo necesitaba él estaría allí, y del mismo modo ella estaría allí para él.

Después de todo, ¿no es eso lo que haces cuando amas a alguien?