❛ ː ՞ ❪ 𝐉𝐀𝐊𝐄𝐇𝐎𝐎𝐍 ❫ ⸻ 𝐄𝐗𝐇𝐈𝐁𝐈𝐃𝐎᠉

exhibido

—...Y entonces, como se dió cuenta que ya estaba cansada y no quería caminar más, ¡Me alzó todo el camino de vuelta! Sunghoon es el dueño más amable del mundo —comentaba emocionada la pequeña can, moviendo su peluda cola en un vaivén alegre.

—Eso es muy bueno. Ojalá Sunghoon también fuera amable conmigo —respondió Jake, acariciando al caniche recostado en su regazo.

Shim Jake había nacido con un don; él podía comunicarse con los perros.

Era algo extraño ya que no funcionaba con los animales en general, sin importar cuanto se esforzara. Había pasado toda su infancia confirmando y re confirmándolo, todavía tenía el sueño frustrado de amigarse con el gato de su padre. Aún así, poder hablar con los perros era genial. Definitivamente era más de lo que la mayoría podía soñar en hacer, y por ello se veía obligado a ocultar su pequeño don.

¿Usaba Jake ese don para ayudar animales, ingresando a la carrera de veterinaria o algo así? Claro que no, ni que fuera Doctor Dolittle. Jake no entendía de esas cosas raras como la biología o las ciencias, lo suyo era la música.

Lo que él hacía con su don era mucho mejor, sabía sacarle provecho de otra forma. Lo usaba para el chisme.

La mayoría de los perros amaban ciegamente a sus amos, y casi siempre estaban dispuestos a presumir sobre ellos por horas. Sólo un par de preguntas bastaban para sacarles verdades incómodas sobre sus dueños, como la vez que el perro de su mejor amigo le confesó que lo vió besando a un peluche al que le había pegado una fotografía de un idol en la cara. El cachorro había estado orgulloso de su dueño por practicar con tanto entusiasmo, así que hasta le había dado detalles.

Jake nunca le volvió a tener el mismo respeto a Jungwon, porque siempre que lo veía a la cara recordaba las descripciones vividas de su cachorrito.

Su perro favorito para conversar se llamaba Gaeul y pertenecía a un joven menor que él llamado Park Sunghoon.

Por casualidades de la vida, Jungwon terminó compartiendo piso con el tal Sunghoon y por ende con Gaeul.

Considerando la cercanía que tenían Jake y Jungwon, era natural para él visitarlo seguido. Así desarrolló una amistad con el can, a pesar de que con Sunghoon sólo intercambiaban incómodos saludos.

—Sunghoon quiere ser amable, sólo es muy tímido —le comentó la caniche.

Jake dudaba seriamente sobre eso. El menor no tenía problemas en decir lo que pensaba o hacer lo que quisiera, siempre portando una imperturbable expresión neutra. Todo lo que le transmitía su imagen era seguridad y soberbia, nada más alejado de lo que le comentaba la perrita.

Podía contar con una sola mano cuantas veces Sunghoon había tenido la "amabilidad" de no ignorarlo completamente. Su actitud normal era fingir que Jake no existía, ignorándolo a menos que literalmente lo tuviera en frente, en cuyo caso por lo menos reconocía que estaba al susurrar algún saludo. Nunca había gastado su tiempo intercambiando más palabras que eso, aunque con Jungwon hablaba de forma natural.

Esa actitud originalmente había generado un rechazo por parte de Jake. Es decir, ¿Quién demonios se creía que era? Ni que ser estúpidamente atractivo le diera el derecho a creerse más que los demás. Porque sí, admitía que físicamente le parecía cautivador. Lástima la personalidad.

Fue Gaeul la que se encargó de convencer a Jake de que su dueño no era un estúpido engreído. Al enterarse que no le agradaba Sunghoon, se lo tomó como una especie de ofensa personal, así que centró todas sus interacciones en tratar de que Jake apreciara a su dueño.

Si bien logró minimizar la imagen negativa que tenía de Sunghoon al contarle lo agradable que era con los animales y niños, no tuvo tanta suerte en conseguir que Jake tuviera una impresión positiva de él. No era culpa de Gaeul, simplemente Sunghoon seguía tratándolo de una forma tan fría que lo incomodaba.