Angel's Body [OS]

Única Parte

Aun recuerda el día que lo conoció.

¡Una hermosa noche! Es todo lo que Alastor podia pensar. 

Ni tan calurosa, ni tan fría, templada con un viento suave moviendo las hojas de los arboles, el cielo estrellado y el portando su cuchillo favorito.

Caminaba con confianza pura inundando su cuerpo, escuchando los jadeos y chillidos del hombre que escapaba de el.

— Val, Val, Val, querido es inútil correr.— Y no mentía. El masculino arrastraba su pie derecho con dificultad, resultándole inútil por los tendones cortados que Alastor masticaba como si de goma de mascar se tratara.

Gritar tampoco era una buena idea, sus cuerdas vocales dañadas por los alaridos que soltó en el sótano de aquel loco no le servirían para nada, era incluso una sorpresa que aun intentara escapar. ¡Oh la desesperación por la vida!

Era hilarante ver esa esperanza, hilarante.

No podia correr, tampoco gritar, y nadie estaba en las calles por esas horas.

¿Había un caníbal suelto, sabían? ¡Seria una total locura salir! 

Aunque todo fuera divertido Alastor no iba a seguir arriesgándose con su aperitivo y desayuno del sábado, si seguía desesperándose la carne se volvería dura y eso no le gustaba.

— ¡A-angel... Cakes! — El pelirrojo detuvo su paso maldiciendo.

Podía reconocer al joven al que Valentino se acercaba corriendo, encontrando su salvador en el chiquillo que trabaja para el como bailarín. Demasiado flaco para su gusto, pero con una piel muy bonita debía admitir.

Debería matarlo también.

— An-angel, cariño tú me salvaras— el rubio lo miro y sonrió llevando sus manos al cuello de Valentino para abrazarlo.

— Oh Val...— susurró Angel.

Y cuando Alastor iba a interferir con el amoroso encuentro.

— Maldito hijo de perra — Valentino estuvo por separarse hacia el insultante. 

Hasta que un cuchillo se clavo de lleno en su nuca. Alastor se quedo quieto, con la boca abierta en una sonrisa apenas soltando un:

— Ah.

La situación era inédita, su sonrisa flaqueo por el desconcierto por varios segundos. Bajo el cuchillo que llevaba en alto, acercándose con lentitud hacia la calle apenas iluminada por un farol.

El mas bajo tiro a bajo el cuerpo de su proxeneta, levanto su cuchillo y volvió a apuñalarlo, una y otra y otra vez. Alastor perdió la cuenta. Abriendo sus ojos con aun mas sorpresa al ver como este lamia el objeto saboreando las manchas rojas, llevando sus dientes hacia el cadáver chorreante de sangre.

Los leves gruñidos, el masticar grotesco de la carne y el gran charco de sangre que casi llegaba a sus pies lo hizo dirigir sus ojos ante la escena que se mostraba a pocos centímetros de el.

Apreció mas a detalle el cabello rubio, suelto y largo que cubría sus hombros, portaba un vestido blanco mancillado por la sangre, sentado sobre su victima, el ser de belleza etérea destrozaba con sus dientes el trapecio de aquel hombre, su ahora ex-dueño. Vio como sus manos enguantadas en telas blancas movía la cabeza de este dándole acceso a la parte izquierda, abriendo su boca repleta de colmillos blancos manchados por el liquido rojo.