PRODIGAL SOUL

HIJA DE LA OSCURIDAD

El prÍncipe de la oscuridad es un caballero.

SHAKESPEARE

GANGNEUNG-COREA DEL SUR, 2002

Jo In Sung era tal cual Mamá lo había dicho. Era alto y de piel blanca, y Sun Hee —o Sunny, como de cariño solía llamarla su madre— nunca había visto a nadie tan apuesto. Hasta con sus polvorientas ropas de montar y el cabello húmedo de transpiración, era como esos príncipes de los cuentos que Mamá le contaba. El corazón de Sunny latía con orgullo, se sentía muy contenta. Ninguno de los otros padres que hubiera visto se comparaba con él.

Cuando él la miró con esos ojos oscuros, su corazón saltó. Ella usaba su vestido favorito, el azul floreado y Mamá le había trenzado su lacia cabellera con moños rosados y azules. ¿Le gustaba a Papá como lucía ella? Mamá había dicho que el azul era su color favorito, pero ¿por qué no sonreía él? ¿Estaba poniéndose inquieta? Mamá le había dicho que se pusiera derecha, que se mantuviera en silencio y que se comportara como una princesa. Dijo que a él le agradaría eso. Pero él no parecía contento para nada.

—¿Acaso no es hermosa, In Sung? —dijo Mamá. Su voz sonaba extraña, tensa, como si se estuviera ahogando. —¿No es la niñita más bonita que jamás hayas visto?

Sunny vio la molestia en los ojos oscuros de Papá. No parecía feliz sino enojado, como Mamá cuando ella hablaba mucho o hacía demasiadas preguntas.

—Solo unos minutos —pidió Mamá rápidamente. ¿Tenía miedo? ¿Por qué?— Eso es todo lo que te pido. Por favor. Será muy importante para ella.

Jo In Sung bajó la mirada hacia la niña. Apretaba fuertemente la boca y la estudiaba en silencio. Sunny quedaba tan quieta como podía. Esa mañana se había mirado en el espejo durante mucho tiempo y sabía lo que él estaba viendo. Tenía la barbilla y la nariz de su padre, el cabello castaño y la tez aún más clara de su madre. Sus ojos también eran como los de su mamá, aunque parecían mas azules. Sunny quería que Papá pensara que era bonita y levantó la mirada hacia él esperanzadamente. Pero la mirada de él no era amable.

—¿El azul lo elegiste a propósito, Inna?— Las palabras de Papá sobresaltaron a Sunny. Sonaban frías y airadas. —¿Para realzar el color de sus ojos?

Sunny no pudo evitarlo, miró a su madre y su corazón se derrumbó. El rostro de Mamá estaba lleno de dolor. In Sung miró hacia el vestíbulo.

—¡Ha Neul! —llamó.

—No está aquí —dijo Mamá en voz baja, manteniendo su cabeza en alto—, le di el día libre.

Los ojos de Papá parecieron ensombrecerse más aún

—¿Eso hiciste? Bien, ahora eso te pone en un aprieto, ¿verdad, querida?

Mamá se puso tensa, se mordió el labio y miró a Sunny. ¿Qué estaba mal? se preguntaba Sunny con tristeza. ¿Papá no estaba feliz de verla? Ella había estado muy entusiasmada porque finalmente iba a poder encontrarse con él, al menos por un momento.

—¿Qué quieres que haga? —Las palabras de Mamá iban dirigidas directamente hacia Papá, por lo tanto Sunny permaneció en silencio, expectante.

—Que se marche. Ella sabrá cómo encontrar a Ha Neul, me imagino.

A Mamá le aparecieron unas manchas rosadas en las mejillas. —¿Qué quieres decir, In Sung? ¿Que recibo a otros en tu ausencia?

Sunny dejó de sonreír, confundida; se hablaban con tanta frialdad. Ninguno de los dos la miraba. ¿Se habían olvidado que ella estaba ahí? ¿Qué era lo que estaba mal? ¿Por qué Papá se mostraba tan enojado porque Ha Neul no estaba en la casa?