La fiesta había terminado, el tío Richard, Susan y Lexie habían ido a dormir, sin embargo Meredith aún permanecía en la sala frente a la chimenea, sintiendo el calor del fuego mientras arduamente intentaba colocarle el brazo una vez más a su cascanueces. Un clavo, martillo y una cinta de tela fueron suficientes para mostrar a la soldado funcional con una herida de guerra.
El reloj cucú sonó anunciando las doce de la madrugada, Meredith permanecía acostada a un lado de la fogata con la cascanueces en brazos, estaba a punto de perderse en un profundo sueño, cuando escuchó el tintinear de cascabeles paseando por toda la habitación, y como si fuera parte de un espejismo, el árbol de Navidad y todos los muebles parecieron aumentar su tamaño. Meredith muy confundida, observó una vez más el panorama, y notó con preocupación que en realidad ella era quien se había hecho más pequeña, adoptando el tamaño de una muñeca.
El tintineo de cascabeles una vez más se hizo presente, y Meredith observó como pequeños copos de nieve paseaban por toda la habitación, flotando entre las figuras que el tío Richard había traído, y conforme los copos de nieve tocaban los obsequios, estos volvían a la vida y se movían sorprendidos.
Los bailarines de porcelana bajaron del árbol de Navidad, y se agruparon junto a las cajas de regalos ocultándose, los soldaditos de plomo entraron en formación y alistaron sus espadas, como si esperaran un agresor.
Un copo de nieve, que se movía como si tuviera conciencia se acercó a Meredith, y al verla de cerca comprendió, que en realidad se trataba de una diminuta hada que bailaba esparciendo su polvillo por el lugar.
Un par de trompetas resonaron por toda la sala, y diversas ratas salieron de un agujero junto a la puerta como si de una formación planeada se tratara. Las valientes muñecas de trapo atacaron primero, aventado caramelos desde la mesa, y entonces, las que al principio habían parecido simples y comunes ratas, se levantaron en dos patas, mostrándose como figuras humanas llenas de pelaje gris y un par de enormes dientes frontales asomándose de su grotesco hocico. Aquellas repulsivas criaturas sacaron sus espadas y comenzaron a romper todo a su paso, fue entonces cuando los bailarines de porcelana se les acercaron y comenzaron a atacarlos con enormes esferas que hacían rodar bajando del árbol de Navidad.
Meredith asustada se ocultó tras la cortina de una ventana, observaba asustado la trifulca, y como si de un héroe se tratara, observó a la cascanueces acercarce con toda la tropa de soldados de plomo tras ella.
Cuando la pelea parecía que la ganaban los soldados de plomo, se hizo presente una rata con figura humana mucho más grande, con brillantes ojos azules, pelaje castaño y una orgullosa corona postrada sobre su cabeza, quien no dudó en abalanzarse sobre la cascanueces arrancandole el ya lastimado brazo y rasguñandola en el acto, sin embargo lo que lo hizo caer, fue el toque de su cetro de Caramelo quien le envió una luz roja y la cascanueces se desmayó.
—Escoria inútil, sigues defraudando a todos a tu alrededor, no quieras ser la heroína ahora— chilló el rey rata cargando a la cascanueces a punto de lanzarla contra el fuego de la chimenea.
Y como un acto de desesperación, Meredith se quitó el zapato y lo arrojó hacia la cabeza del rey rata desestabilizandolo y haciendolo caer. La corona rodó por el suelo, los soldados de plomo se acercaron a él, y desesperado, inesperadamente habiendo perdido la batalla, corrió de nuevo a su agujero tomando la corona con rapidez una vez más, desapareciendo en la obscuridad.
Meredith se acercó a la cascanueces, quien herida permanecía junto a la chimenea. Las diminutas hadas parecidas a los copos de nieve se acercaron a la cascanueces, después a Meredith y el tintinear de los cascabeles se hizo presente.—Intentan hablar contigo— interrumpió un bailarín de porcelana — Están diciendo que tienes que llevar a la cascanueces al reino de los dulces, está herida y no sobrevivirá si sigue en este mundo.
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El Cascanueces - Meddison G!P
FantasyMeredith recibió un curioso utensilio de regalo; Una cascanueces que está pagando una pena bajo un frío caparazón de madera. Una historia de amor, la decisión de ser valientes y la importancia de la familia. ESTA HISTORIA NO ES MÍA, ES UNA ADAPTACI...