Uno

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La vida es buena — depende como la mires — más no todos tienen las mismas oportunidades que otros; y no todos saben aprovecharlas. Sin embargo, en esta historia no nos vamos a poner a llorar o preguntarnos lo qué es la vida o qué haremos con la nuestra — sí, pero no — luego hablaremos más profundo sobre ello y les haré llorar un poco.

Comencemos por el principio; sonará cliché pero bien, hablemos del primer personaje, el más importante de hecho.

Min, un pelinegro que se encontraba caminando por la ciudad como si nada le importase, vestía un traje azul marino cernido a su cuerpo, que lo hacía verse tan elegante y envidiable que a la vista parecía el típico joven empresario que iba de camino a su prestigiosa empresa para poder hacer otro millón de dólares, claro quien lo viera pensaría de esta forma, pero son solo apariencias, las cuales siempre engañan.

Miraba de rato en rato su reloj fijándose la hora, no quería llegar tarde, no, para él llegar tarde nunca era una opción; era su defecto a decir verdad. Era una persona muy puntual, tanto que llegaba treinta minutos antes de la hora acordada. Giró por una calle viendo a lo lejos el restaurante, sonrió cortamente empezando a apresurar su paso, volvió a mirar su reloj pendiente de la hora y paró abruptamente al chocar con alguien, tambaleó un poco casi cayéndose pero pudo mantenerse en pie. La otra persona no tuvo tanta suerte, pues terminó en el suelo.

— Maldita mierda, ¿No puedes ver dónde caminas o acaso tienes los ojos en el culo?

Aquello lo descolocó por completo, miró estupefacto al chico con quien se había topado, quien aún seguía en el suelo, intentó ayudarlo a levantarse pero recibió un manotazo del contrario, chasqueó los dientes ante el rechazo, solo quería ser amable además sabía que no solo él tenía la culpa de tan horrible encuentro.

—Discúlpame por no estar al pendiente y que pasara esto pero en ningún momento te he faltado el respeto, deberías ser más resiliente.

—¿Quién mierda te crees para decirme lo que tengo que ser?

Escuchó un bufido salir de sus labios, intentó ayudarlo nuevamente a levantarse pero este lo apartó bruscamente, Min se rindió de ayudarlo y tan solo se quedó allí viendo cómo se levantaba limpiándose el pantalón. Mientras el chico se levantaba miró detenidamente sus facciones tan delicadas, el chico con quien se tropezó era agradable a simple vista, pues, tenía el cuerpo delicado; era un poco más bajo que él y tenía el cabello castaño claro algo revuelto. El pequeño chico tan solo alzó la vista mirándolo directamente a los ojos, se encontraba enojado sin duda; sus expresiones eran inconfundibles. El castaño desconocido no conocía al tipo que lo hizo tropezar pero ya lo odiaba por completo; mientras que el pelinegro se perdió por completo al verlo y en medio de esa admiración logró visualizar un moretón enorme en su rostro; su ojo se encontraba rojo e hinchado, tanto que le atemorizó pensar que había sido su culpa. Antes de poder preguntarle si necesitaba que lo llevase a un hospital — sin duda no le molestaría hacerlo, sentía la necesidad de ayudarlo; de protegerlo y cuidarlo de todo mal que le pudiese atravesar — este siguió su camino ignorándolo por completo, solamente volteó un momento levantándole el dedo del medio antes de poder perderse entre la gente que transitaba por allí.

Bufó resignado volteándose para poder seguir con su camino, sin duda fue una experiencia totalmente rara jamás había experimentado algo así. Unos pasos más y por fin se encontraba llegando al restaurante, había llegado diez minutos tarde por culpa de aquel extraño el cual lo cataloga como un completo maleducado, había logrado hacer que se molestara por haber llegado tarde, eso era imperdonable.

— No puedo creer que Min puntual Yoongi haya llegado diez minutos tarde, te apuesto a que si yo hago eso das el grito al cielo.

— Sí, llegué muy bien, gracias ¿Y tú?

La mujer frente a él soltó una suave carcajada mientras se adentraban al restaurante dirigiéndose junto al mozo a su mesa asignada. Min pensaba que no debía preocuparse por aquel evento y disfrutar más que todo aquella velada, había podido por fin liberar su agenda y conseguir una reservación en aquel dichoso restaurante el cual aseguraba tener los mejores platillos, no le agradaban tanto los lujos pero sí podía dárselos no podía decir que no.

— ¿Tuviste mucho trabajo?, sabes que me sorprende tu retraso, es algo de otro mundo y me sorprende no verte refunfuñando como el gatito que eres.

— Ya....solo me pasó un imprevisto y pues, no puedo prevenir todo, solo fue una vez, no se repetirá nunca más.

— Eso lo veremos.

El pelinegro sonrió mirándola, sin duda le gustaba como sonreía a pesar de que a veces lo molestaba por sus manías como el orden; la puntualidad; renegar con sus compañeros de trabajo por no hacer las cosas bien, ella usualmente le decía que parecía todo un viejo gruñón a pesar de ser joven de edad pero viejo de pensamiento.

—Ya Yoonie, es que aún sigo sorprendida, en todos estos cinco años que hemos estado juntos nunca lo habías hecho.

—Lo único bueno que hice en ese tiempo fue pedirte que estuvieras conmigo y siempre te recordaré lo mucho que te amo Moon Byul-yi, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

La pelirosa sonrió complacida tomándolo de la mano, esa cena de aniversario se sentía tan cálida, habían empezado con sonrisas complacidas y terminaron con un beso de despedida.

Dicen que las cosas pasan por algo, por alguna coincidencia o destino que impone el universo. Min pensaba diferente, pensaba que el encuentro con el castaño grosero era nada más que una mala experiencia por la forma en que chocaron palabras; sin embargo, en su cabeza estaba esa pizca de curiosidad por saber el motivo de ese enorme hematoma en su lindo y delicado rostro.

Era una contradicción; por una parte no quería volver a verlo en su vida por la forma tan despectiva de referirse a él y por otro lado, ansiaba saber los motivos que lo llevaron a esos golpes y a ese comportamiento. En todo caso, no eran más que vagos pensamientos. No es como si sus caminos estuviesen envueltos. 

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Yoonmin - ¿Qué has hecho conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora