Hacer las compras del mes sin duda eran una actividad relajante y a la vez estresante para el pelinegro, las cosas subían de precio y a pesar de ganar bien o lo suficiente para poder costear uno que otro capricho; él no se dejaba estafar por nadie y se recorría todo el mercado si era posible para conseguir productos frescos y a un buen precio.
Sonrió satisfecho metiendo las bolsas de compras en su auto fijándose la hora en su reloj por momentos, le sobraba tiempo para ir a su pequeña tienda favorita donde compraba más que todo comida chatarra, podría alimentarse bien claro pero un dulce no le hace mal a nadie y el pelinegro siempre decía cada que compraba una bolsa de patatas, "Me lo merezco".
—¿Qué pasó Kim?, ¿Dónde está mi vitamina?
—Tranquilo Min, acaban de llegar trayendo la mercadería y la están metiendo en el almacén, dame un momento para poder rellenar el estante, por mientras busca algo más y no seas impaciente.
Bufó mirando como el dueño de la pequeña tienda se metía por la puerta trasera, a decir verdad no se había percatado del camión que estaba aparcado en la puerta o los hombres entrando y saliendo dejando la mercadería, si que a veces era despistado, suspiró agotado volviendo a mirar los estantes a ver que otra cosa podía llevarse. Tanteó metiendo en el carrito varios dulces que podrían agradarle, más un sonido fuerte le hizo abrir los ojos buscando lo sucedido en ese momento, miró que una de las cajas de los productos se encontraba en el suelo junto con un chico sobándose el trasero por la caída, se le hacía conocido.
— Menuda mierda.
Sí, sin duda reconocería esa voz y ese vocabulario por donde fuera, se acercó algo curioso, esperando que no volviera a echar maldiciones, le extendió una mano esperando que la tomara y se levantara aunque también esperaba que le diera un manotazo como su primer encuentro hace unas semanas pero no; esta vez si tomó su mano levantándose de a poco mientras soltaba maldiciones sacudiéndose el pantalón en el proceso.
— ¿Es normal que seas tan grosero?
— ¿Es normal que seas tan idiota y pedazo de mierda? — abrió los ojos en grande al escucharlo soltando su mano de manera rápida.
— Sigo sin entender que te hice, solo fue un accidente y ya te pedí perdón.
— Tsk, como si eso me bastará, maldito bastardo.
— ¡Park!, no seas tan grosero.
Volteó a ver a Kim quien lo regañó lanzándole una mala mirada mientras que el otro solo levantó sus manos en son de paz sonriendo socarronamente como si hubiera hecho una pequeña travesura, volvió a tomar la caja entre sus brazos para poder llevarla al almacén lanzándole un guiño al dueño como todo un coqueto, que descarado.
—Solo porque tú me lo pides, bombón de chocolate.
Eso lo descolocó por completo, lo trató bien a Kim, quería también ese trato pero negó ante esa idea; porque vamos, a penas había cruzado palabras con el chico el cual solo sabía su apellido gracias al dueño.
— Aquí las tienes, diez paquetes, disculpa si te hice esperar mucho y disculpa a Park normalmente no es así. — Kim entregó los paquetes con una sonrisa de disculpa.
— Gracias por eso y sí claro cómo digas. — tomó los demás dulces impaciente mirando como pasaban por el detector para poder llevarlos. Curiosamente, el mismo Kim le estaba facturando la compra, al parecer el empleado que normalmente le atendía se encontraba ausente.
— Quizás no te conoceré tanto pero sé que te inquieta algo y ese algo curiosamente tiene nombre y apellido. — inquirió el moreno en curiosidad dando asertivamente en el clavo, quién lo viera diría que era un adivino.
— Lo cual solo conozco su apellido gracias a ti.
— Oh, creí que eran amigos. — el moreno frunció el ceño desconcertado puesto que Park no aceptaba la ayuda de nadie y que aceptara la mano de Min era raro, demasiado a decir verdad.
El pelinegro rió cortamente ante lo mencionado, no se creía capaz de tener a un amigo así, todos sus conocidos no tenían tal temperamento y estaba bien así.
— Es el mejor chiste que escuche hasta el momento pero bueno gracias por apoyar mi vida llena de chatarra, te veo en unas semanas. — el pelinegro dio por terminada la conversación.
Min agarró sus bolsas para poder llevarlas a su auto e iba a entrar al asiento del piloto pero se quedó mirando al chico grosero cargar las cajas, aún se notaban moretones en su rostro, ya no tan marcados como cuando lo conoció pero aún seguían ahí, habían pasado semanas desde el primer encuentro y ya lo recalcó pero en ese tiempo ya debió borrarse por completo, con ello llegó a la conclusión de que siempre era golpeado, sintió un sabor amargo en la boca al pensar en ello, negó varias veces para luego meterse y poder conducir hasta su casa, fue un día largo.
Después de la larga jornada en su humilde casa holgazaneando, por fin estaba de vuelta con comida; le hacía falta en realidad. Tenía una enorme pereza de salir de su caliente cama pero si no lo hacía tendría que pasar el resto del mes sin comer en casa. Dejó las compras en la encimera y empezó a guardar cada una en sus estantes, el refrigerador por fin estaba lleno, se podía sentir más tranquilo al tachar eso de su lista de pendientes, sacó un paquete de patatas fritas para comer mientras miraba un poco de una serie que había encontrado, agarró un momento su teléfono mientras se acomodaba en el mullido sillón.
Decidió revisar un poco las novedades del día en las redes sociales antes de poner su total atención a su serie pero dio con algo en particular que causó un ceño y que dudas rondaban por su mente. Más bien, le molestaba lo que estaba viendo en la pantalla. No era cualquier publicación corriente, era una publicación de su amada novia, la cual, como había mencionado antes, llevaba más de cinco años con ella y supuestamente había ido a un almuerzo con sus amigas, por ello no había estado acompañado con ella como normalmente lo hacía cuando tenía tiempo libre, respetaba su privacidad y tampoco iba a prohibirle salir.
En la publicación se apreciaba una foto de ella con un muchacho; este era de tez blanca, gruesos labios y de cabello castaño, estaban frente a un restaurante aparentemente. Ok, técnicamente no hay nada de malo pero algo no cuadraba. El brazo de aquel muchacho estaba abrazando la cintura de su novia con notable cariño. ¿Estaban esperando a sus amigas o era el hermano de una de ellas?, aunque la pregunta más grande aquí era,¿Yoongi celoso?, ni siquiera era parte de su personalidad, pero aquello le dejó una espinita clavada en la conciencia, suponía que solo eran una pareja de amigos que iban a comer a un restaurante acogedor solo para conversar de las buenas nuevas junto a las demás invitadas claro.
Pero de vuelta el pensamiento, ¿Qué tal si no van solo a comer?, se veían felices, demasiado para su gusto.
Antes de seguir pensando tonterías y dudar de la lealtad de su novia decidió apagar su móvil y mirar la televisión hasta que le diera sueño, no era de él pensar niñerías sobre los amigos de su amada, era un adulto totalmente correcto y no iba a dejarse llevar por unos celos pequeños como esos, no claro que no.
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Yoonmin - ¿Qué has hecho conmigo?
Fiksi PenggemarDonde Yoongi quiere curar a Jimin pero este tiene miedo de permitirlo. Estoy roto y sucio pero por favor hazme saber que aún tengo la oportunidad de poder limpiarme.